El muy mejorado baloncesto venezolano acude a su más duro compromiso en estos últimos años: los Juegos Olímpicos
“Lo bueno de venir a Europa es que estos equipos te devuelven a la realidad rápido y eso es importante, nos servirá para seguir creciendo”.
Esas palabras -como dice el lugar común- “no tienen desperdicio”. Las pronunció el entrenador de la Vinotinto del baloncesto, Néstor García, al concluir el partido que los criollos perdieron 59-64 ante Holanda, tercero de la gira y, más allá del encuentro en sí -que por preparatorio no tiene el resultado como lo más importante-, expresan una certeza que nadie debe olvidar a la hora de hacer cálculos sobre los Juegos Olímpicos de Río.
Ese “regreso a la realidad” va dirigido no solo a los jugadores sino a quienes por estos lares, regocijados por el éxito reciente en el Suramericano de Caracas, lanzan vaticinios apresurados sobre la próxima cita y ponen una presión extra. Porque la ilusión a veces hace perder las perspectivas y, si bien es cierto que el equipo ha demostrado muchas cosas buenas y logrado triunfos inesperados, lo que enfrentará a partir del 6 de agosto es un reto de grandes dimensiones.
El antecedente
Una sola experiencia tiene nuestro baloncesto en Olimpíadas. Fue en Barcelona 92, casi inmediatamente después de la hazaña de Portland. El interín, en Caracas, luego de ese subcampeonato continental solo por debajo del “Dream Team” de Jordan, Magic y Bird, agasajos y reconocimientos perturbaron entrenamientos y el entendimiento interno. Se perdió ante CEI (tomaba el puesto de la URSS) 64-78, Lituania 70-87, Australia 71-78 y Puerto Rico 82-96, se ganó a China 96-88, en la primera vuelta. En la segunda, repetida 100-97 sobre los asiáticos y revés 81-95 ante España.
Bajo la dirección del boricua Julio Toro, asistido por Mauricio Johnson y Henry Paruta, jugaron Carl Herrera, Luis Jiménez, Gabriel Estaba, Iván Olivares, Sam Shepperd, Rostin González, Víctor David Díaz, Alexander Nelcha, Melquiades Jaramillo, Armando Palacios, Omar Walcott y el hoy técnico Nelson Solórzano.
Son 14, para escoger 12
A Europa viajaron 17 jugadores que pasarán el filtro de los juegos preparatorios, a cuya conclusión -el 29 de este mes, ante Estados Unidos- serán escogidos los 12 para Río. Hay algunos “sembrados” por desempeño y jerarquía, pero no faltan dificultades para señalar el bloque definitivo, pues no solo cuenta el rendimiento, también es determinante la clase de rivales por el ajuste estratégico que obligan. Hay conjeturas, desde luego, producto del gusto y el conocimiento de cada quien, pero las decisiones del cuerpo técnico dependen precisamente de la evaluación (no los marcadores) del periplo.
De los 17 que viajaron a Europa ya quedan solo 14, tras un corte del Che anunciado recientemente.
Bases: Grégory Vargas, David Cubillán y Heissler Guillent. Escoltas: Greivis Vásquez, José Vargas y Dwight Lewis. Aleros: Dwight Lewis y Ánthony Pérez. Ala-pivotes: Néstor Colmenares, Luis Bethelmy, Windi Graterol y Miguel Ruiz. Pivotes: Grégory Echenique y Miguel Marriaga. Son los 14 candidatos, con Nelson Solórzano y Daniel Seoane respaldando al entrenador-jefe, “El Che” García.
Los topes de preparación
En Europa la preselección cayó ante Lituania y Holanda, superó a Bielorusia. Luego dominó al País Vasco 59-58 con una canasta de último segundo de John Cox, en Bilbao, con dos topes pendientes con España en Madrid y Valladolid. Finalmente, este martes 26 volará a Estados Unidos para cerrar los juegos de preparación ante el “Dream Team”, en Chicago. En la derrota ante Holanda, García apuntaba a dos detalles esenciales de cara al torneo olímpico: muy erráticos en la culminación de los ataques (apenas 35 % de cancha) y falta de comunicación suficiente para evitar canastos “que habitualmente no permitimos”.
El manejo del balón, minimizando las pérdidas y alargando la posesión en lo posible para buscar las mejores situaciones de tiro. Movilidad defensiva, comunicación y ayudas bien sincronizadas con el desplazamiento de los 5 jugadores, adecuada cobertura de los rebotes. Puntos indispensables -entre otros importantes- para ser más efectivos en el ataque y disminuir la producción adversaria, en el entendido de que se enfrentará a equipos de jugadores más altos y fuertes.
Los rivales
Los Juegos Olímpicos son el vértice de la pirámide. Y por ello todos van con sus mejores planteles, en no pocos casos cargados de jugadores NBA y lo más sobresaliente de la dura liga europea. En el caso de Venezuela y la primera ronda, el calendario de grupo indica a Serbia el 6 de agosto, Estados Unidos el 8, China el 10, Francia el 12 y Australia el 14. (El otro lo integran Argentina, España, Brasil, Lituania, Croacia y Nigeria).
¿Posibilidades? Escasas, si se piensa en medallas y se pone el natural sentimiento a un lado. Sin embargo, insufla confianza el desempeño previo, especialmente en la cita americana del año pasado, en la cual los criollos, bien ajustados a sus esquemas tácticos –excelentemente dirigidos por García- y con un derroche enorme de pundonor, pasaron por encima de selecciones de jerarquía mundialista como Argentina y Canadá, por nombrar dos.
El margen de error es mínimo, y sacar victorias sería un logro enorme, como pasar la primera ronda. Que “El Che” llame a evitar el triunfalismo -el título suramericano, por ejemplo, debe juzgarse en su exacta medida, el de México también- pues el compromiso es de envergadura mayor y solo luchando “desde abajo” puede sorprenderse a rivales que saldrán, todos, en calidad de favoritos.
Hay confianza, eso sí, en que la Vinotinto del baloncesto estará a la altura de las exigencias. Las experiencias, los logros, indican que no será fácil vencerle. Habrá que jugarle bien. Y eso ya lo saben quienes van a enfrentarla.
Decimos, por ello que “Rio no es Pan de Azúcar”, aludiendo al morro que se eleva junto al mar en la capital brasileña y las dificultades que esperan. Habrá que sudar mucho, tener la mente clara para superarlas. Y saborearlo.
Armando Naranjo
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