La Presidencia del Mercosur
En la medida en que no existen condicionalidades para el traspaso de la Presidencia Pro Témpore (PPT), no hay sustento alguno para exigir que Venezuela deba cumplir determinadas tareas de adecuación comercial y técnica como requisito para asumir
En los últimos días se ha asistido a un nuevo capítulo mediático de conflicto regional, asociado esta vez a la próxima Presidencia Pro Témpore Mercosur que corresponde a Venezuela. Numerosas son las notas de prensa en las cuales se hace ver que Venezuela no cumple con los estándares democráticos, con el liderazgo necesario, o aún con las tareas de adecuación al Mercosur, a partir de opiniones provenientes sobre todo de Paraguay y Brasil, países que también forman parte del esquema regional.
Los acuerdos fundacionales del Mercosur, particularmente el Tratado de Asunción (art.12) y el Protocolo de Ouro Preto (art.5), son claros al establecer que la Presidencia Pro Témpore del Mercosur se ejerce de forma semestral y rotativa por orden alfabético, sin establecer ningún otro criterio o condición adicional para la entrega de la presidencia. Así, siendo que Uruguay ha ejercido la representatividad del bloque desde diciembre 2015, corresponde ahora ejercerla a Venezuela, en atención al respeto de la institucionalidad jurídica.
En la medida en que no existen condicionalidades para el traspaso de la Presidencia Pro Témpore (PPT), no hay sustento alguno para exigir que Venezuela deba cumplir determinadas tareas de adecuación comercial y técnica como requisito para asumir la PPT. Este argumento además es tan inocuo que ya Venezuela ejerció por primera vez la PPT en el año 2013, cuando apenas iniciaban las tareas de adecuación, lo cual en ningún momento deslegitimó su capacidad para liderar el Mercosur. Aún más, en los actuales momentos Venezuela presenta un adelantado panorama de cumplimiento con la adopción del acervo normativo Mercosur, con la adopción del Arancel Externo Común y de la Nomenclatura Común del Mercosur, entre otros.
Finalmente, el argumento democrático. Resulta paradójico que sean representantes de Brasil y Paraguay quienes utilicen la democracia como elemento de desprestigio a Venezuela. Inmerso en un proceso de creciente crisis de su estamento político, Brasil está en puertas de consumar un golpe legislativo contra la presidenta Rousseff, en un juicio vergonzoso altamente criticado por la comunidad internacional. En el caso de Paraguay, cabe recordar que es el único país sancionado mediante el Protocolo de Ushuaia en el año 2011, luego de un Golpe de Estado contra Fernando Lugo, lo cual abrió las puertas a la elección del actual gobierno.
Confiemos que este nuevo escenario de potencial conflicto no tenga como verdadero objetivo torpedear la integración regional, que tanto logró fortalecerse en la última década.
Héctor Constant Rosales
Profesor de la Escuela de Estudios Internacionales
FACES-UCV