Lo que nos importa
Tantos años de dobles agendas, de puñaladas traperas y de saltos hacia atrás y hacia adelante, pero por encima de todo, varios lustros de inconsistencias y de inconsecuencias, nos están haciendo daño y nos están enfrentando sin necesidad
Si uno solo fuese el deseo que se nos pudiese conceder a todos los venezolanos, creo que ese sería el de acabar con la pugnacidad, con la peleadera entre nosotros, con la confrontación estéril, con esa mala manía a la que nos hemos habituado de desconfiar siempre del otro, incluso si está de nuestro lado. Tantos años de dobles agendas, de puñaladas traperas y de saltos hacia atrás y hacia adelante, pero por encima de todo, varios lustros de inconsistencias y de inconsecuencias, pues muchos hoy dicen una cosa y a la vuelta de la esquina están diciendo otra completamente diferente, nos están haciendo daño y nos están enfrentando sin necesidad.
Lo anterior tiene que ver con el reciente choque (no sé si calificarlo como tal, porque para pelear se necesitan al menos dos partes, y nosotros no estamos peleando con nadie) entre la MUD y la organización de la que soy directivo y que tuve el honor de fundar, el Foro Penal Venezolano. ¿Qué pasó? La MUD, por medio de Chúo Torrealba, a quien en lo personal respeto y aprecio mucho, afirmó esta semana que acaba de finalizar que, desde el 19 de mayo de este año se había producido la liberación de 28 presos políticos, todo lo cual, según explicaron, tenía que ver con la apertura al diálogo de la oposición y con la presencia como mediador, desde esa fecha, de José Luis Rodríguez Zapatero en el país.
El problema con tales afirmaciones, producto a todas luces de la falta de información precisa y de confusiones claras en el manejo de los términos, es que no son ciertas. Por eso, como institución que lleva más de 14 años dedicada a estudiar y registrar de manera detallada la represión, la prisión y las persecuciones por motivos políticos en nuestro país, nos vimos obligados a desmentirlas. No es verdad que, desde el 19 de mayo de este año hasta la fecha, hayan sido liberados 28 presos políticos y tampoco es cierto que haya habido un cambio de actitud en los operadores de (in)justicia desde que el señor Rodríguez Zapatero está en el país; por el contrario, en estos meses la represión ha recrudecido. Solo este año, por motivos políticos, nos han sido reportadas 2211 detenciones, arrestos o retenciones ilegales por motivos políticos. Si nos vamos a la fecha que la misma MUD marcó como hito, el 19 de mayo de 2016, desde esa fecha el número de privados de libertad que, conforme a las definiciones técnicas aceptadas a nivel internacional pueden ser calificados como presos políticos, ha subido de 86 a 90, y solo por participar en protestas (no estamos hablando acá de las personas que son arbitrariamente detenidas y luego liberadas al cabo de unas horas por, por ejemplo, pernoctar en una cola de un automercado o de una farmacia) al menos 85 personas han sido sometidas a procesos penales bajo medidas cautelares.
La cosa es tan grave que incluso en algunos casos, hablemos de 7 personas detenidas en el Sebín y de los casos de Daniel Morales y de José Gregorio Hernández, ya estas personas deberían estar libres, porque así lo decidió ya un tribunal en el caso de los 7 primeros, o porque así lo ha solicitado expresamente la Fiscalía en el caso de los 2 últimos. Pero aún siguen privados de su libertad. Nada indica que esta situación vaya a cambiar a corto plazo, ni mucho que menos que estos casos, conjuntamente con muchos otros de personas que legalmente también deberían estar libres hace rato, estén siendo manejados de manera diferente por el Poder Judicial solo porque Rodríguez Zapatero está en Venezuela.
Por eso nos vimos forzados a responder, y es que con la verdad ni se ofende ni se teme y, más allá, solo con la verdad por delante puede el diálogo, por lo demás indispensable e inaplazable, ser el terreno fértil que se necesita para cosechar los más provechosos frutos. No es un tema de “sensibilidades” ni de ansias de protagonismo, es un asunto de credibilidad, de responsabilidad y, por encima de todo, de respeto no a nosotros, que acá no somos más que un instrumento de documentación y de apoyo legal, sino a los familiares y allegados de esos 90 presos políticos que inflaron sus pechos de esperanza al escuchar a Chúo para, al cabo de unos minutos y un par de llamadas después, darse un doloroso cabezazo contra la pared de la realidad. Con eso no se juega. Si por asumir una postura apegada a la verdad, basada en nuestra experiencia y en nuestra constatación diaria y a nivel nacional de la realidad judicial de la persecución política se nos va a llamar “sensibles”, pues que así sea. Si por exigir de nuestros liderazgos políticos más responsabilidad, objetividad y veracidad en el manejo de este tema tan delicado, se nos va a tildar de “antipolíticos” o de “inoportunos”, eso no nos importa. No todo el que te cuestiona o te llama la atención sobre alguna equivocación es necesariamente tu enemigo, a ver si lo entendemos de una vez. Siempre hemos estado y aún estamos a la disposición de quienes quieran escucharnos, porque nuestros datos y esfuerzos no son nuestros, sino de toda Venezuela.
Y no, no queremos medallas ni honores, ni usurpar los méritos ni las funciones políticas de nadie. Lo que queremos, lo que nos importa, es que este triste capítulo de nuestra historia reciente se cierre, de una vez y para siempre. Seguimos y seguiremos a la orden, Venezuela lo vale.
“No es verdad que desde el 19 de mayo de este año hasta la fecha hayan sido liberados 28 presos políticos y tampoco es cierto que haya habido un cambio de actitud en los operadores de (in)justicia desde que el señor Rodríguez Zapatero está en el país; por el contrario, en estos meses la represión ha recrudecido…”