Rusia no es el enemigo
En ocho años de la Administración Obama-Clinton, con una recalcitrante y obsoleta política anti rusa en Europa, el gobierno estadounidense carece hoy de autoridad moral en el escenario internacional
El miércoles 27 de julio de 2016, el locuaz candidato a la presidencia de los EE.UU. por el Partido Republicano Donald Trump, en un gesto del cinismo que lo caracteriza, invitó al Gobierno de Rusia a encontrar los 30.000 emails perdidos constitutivos de corrupción administrativa de su contrincante Hillary Clinton.
Esta insinuación originó una fuerte reacción por parte de los barones del Partido Demócrata de los EE.UU., llamando a Donald Trump “traidor a la patria” e invitando inclusive al FBI a abrir una averiguación penal en su contra.
El hecho es que en ocho años de la Administración Obama-Clinton, con una recalcitrante y obsoleta política anti rusa en Europa, a través de la OTAN que ha resultado un fiasco, porque lejos de incrementar la seguridad internacional y la seguridad ciudadana interior, la ha disminuido ostensiblemente, la referida Administración carece hoy de autoridad moral en el escenario internacional.
Rusia es un país euro-asiático de importancia geopolítica capital para el mundo, de civilización cristiana ortodoxa, según el desaparecido profesor de Harvard Samuel Huntington, lo que explica su espíritu humanístico y nostálgico, que se refleja en su música, pintura y literatura; y también explica sus fallidos sueños socialistas del siglo XX.
A Obama-Clinton les disgusta el liderazgo de Vladimir Putin en la región. Por lo visto al impertinente, mal educado y estridente Donald Trump, no.
Rusia no es el enemigo. El enemigo es el terrorismo fundamentalista islámico, en el mundo entero, especialmente en Europa. Una alianza estratégica entre las dos naciones de civilización cristiana, EE.UU. y Rusia, haría más seguro al mundo y destruiría a ISIS, así como estabilizaría a Siria, Irak e Irán, con respeto al Principio de Derecho Internacional Público de Libre Autodeterminación de los Pueblos y No Intervención.
Sería una gran ironía de la historia que el candidato Donald Trump y el fallecido presidente de la República Bolivariana de Venezuela, Hugo Chávez Frías, coincidieran en la misma apreciación visionaria: Rusia no es el enemigo.
Ojalá y ésta potencial futura alianza, pudiera estabilizar no solo a Europa y al Medio Oriente, sino también pudiera influir positivamente en un futuro cercano, en la eficaz y eficiente gobernabilidad política y la gobernanza económica de Venezuela.
Carlos Martínez Ceruzzi
Profesor de la Escuela de Estudios Internacionales
FACES-UCV