La Asamblea actual es el resultado de la votación popular como reacción a un escenario de grave crisis económica en Venezuela el cual debe ser resuelto con urgencia por el gobierno
Preocupa que en agosto 2016 se siga discutiendo en la “izquierda ilustrada” sobre la posible disolución de la Asamblea Nacional (AN). Es como luchar contra la fiebre sin atacar la enfermedad que la produce; en este caso, guste o no guste, la AN actual es el resultado de la votación popular como reacción a un escenario de grave crisis económica en Venezuela el cual debe ser resuelto con urgencia por el gobierno.Más de 50 mil personas ya leyeron nuestro explosivo escrito con explicación constitucional sobre la disolución del parlamento: presidente, disuelva la Asamblea Nacional. Se lo pide un jala…
Ahora bien, esta vez con lenguaje más sereno voy a ratificar mi mensaje ante el peligro de que ocurra una desgracia histórica en 2016 que destruya el sueño socialista de millones de venezolanos. Tal vez ocurra la anhelada rectificación, ojalá.
La vía constitucional para eliminar esta Asamblea Nacional encabezada por Henry Ramos Allup es una sola y se llama: voto popular.
El presidente de la república puede proponer reforma, enmienda e inclusive otra figura aparentemente establecida en la Carta Magna y la Sala Constitucional del TSJ puede dar su visto bueno a esa iniciativa del primer mandatario nacional, dándole así “barniz constitucional” pero siempre la aprobación final del acto estará sujeto al sufragio soberano, es decir, el voto de los venezolanos.
Venezuela no se puede quedar sin poder legislativo, si se elimina el parlamento actual, habría que elegir nuevos diputados cuanto antes. Solo los ingenuos creen que el chavismo puede ganar esa elección hipotética cuando en 2016 continúan esas largas colas en supermercados y farmacias, inflación, devaluación de la moneda, escasez de alimentos y medicinas, así como una dirección política que (como se comprobó el 6D) no moviliza los votos de épocas pasadas por culpa del sectarismo y arrogancia de algunos dirigentes.
Respondo así a quienes diciendo ser partidarios del proceso revolucionario y mostrando total ignorancia sobre derecho constitucional, proponen alternativas supuestamente constitucionales para acabar con la Asamblea Nacional que hoy encabeza el dirigente opositor adeco Henry Ramos Allup. Estos “constitucionalistas desechables” evidentemente también ignoran los principios elementales de la política, uno de ellos es: “si no puedes resolver el problema, gana tiempo”.
Estos leguleyos no entienden lo que pasó en las últimas elecciones legislativas donde el Psuv y sus amigos fueron derrotados por la oposición con una diferencia superior a los dos millones de votos. Creen ellos que los votos perdidos en diciembre 2015 ya fueron recuperados con la magia de una propaganda desgastada y directivos de medios sin ideas efectivas.
Resolver la crisis económica actual y dar impulso a la reunificación del chavismo eliminando el sectarismo son pasos previos obligatorios antes de provocar un escenario de elecciones adelantadas que hoy no luce favorable para el bloque patriótico. Tomen moringa y vuelvan a leer este párrafo, por favor.
Es más, podemos ir más lejos en escenarios factibles y plantear que la Asamblea Nacional opositora repita faltas graves (como volver a incorporar a un grupo de ciudadanos de Amazonas que no son diputados, porque allí el proceso electoral fue suspendido por el TSJ) quedando sus actuaciones nulas por orden judicial y siendo en la práctica un “parlamento decorativo” que no produce efectos jurídicos; eso no importa, porque nada impedirá que el conflicto político nacional se termine decidiendo en elecciones, ya que la oposición no dejará de existir.
Y lo que es peor, la MUD tiene altas probabilidades de repetir la victoria contundente del 6-12-2015 si el panorama económico del país no mejora y si el sectarismo oficialista no es contrarrestado. Estos son los problemas de fondo en Venezuela y merecen urgente tratamiento, son las causas del reciente fracaso electoral y la masiva pérdida de apoyo popular (casi 3 millones de exchavistas, comparar votos de Hugo Chávez en 2012).
Mientras tanto la oposición sigue acumulando fuerzas con miras a elecciones presidenciales que tarde o temprano llegarán. Es hora de convocar a un Congreso Constitucional de la Patria para discutir y acordar la estrategia constitucional de la revolución bolivariana desde hoy hasta diciembre de 2018, cuando habrá que realizar elecciones presidenciales.
Jesús Silva R.