A Calzon Quitao

El caos penitenciario que padecen más de 50.000 presos en las cárceles venezolanas, mejor conocidas por todos como depósitos y recintos de perdición humana; en los cuales la pena no cumple con su esencia, porque la prisión no debe ser para el condenado un muro de contención, ciego y abrumador, seguridad de los demás y sepulcro suyo, sino una institución viva y eficaz en función de una actividad terapéutica, que lo cure, pues tenemos profesionales para delinquir y transgredir la Ley, formándose lo que yo llamo “el ciclo delictivo”, porque al salir de estos recintos (salvo excepciones), incurren en delitos más graves que los antes cometidos, o son reclutados por el narcotráfico, mafias delictivas, colectivos del terror, o los guardianes de Nicolás.
Esta es la opinión del experto penitenciarista, abogado penalista y profesor universitario Alejandro Matos,  que  plasma en su próximo libro “Universidades del delito”, que pronto estará en las mejores librerías del país y donde narra las experiencias, vivencias e historias inenarrables que se extraen de las cárceles en Venezuela.
Explica el doctor Matos que mientras perdure este tipo de catacumbas, el crimen en todas sus manifestaciones continuará agudizándose a lo largo y ancho del Territorio Nacional.
No obstante – afirma- los representantes del Estado venezolano, negaron en la Comisión contra la tortura de las Naciones Unidas, ante la audiencia celebrada a mediados del pasado año (2015), que en las cárceles del país existiera el pranato, crueldad, drogadicción, promiscuidad, homosexualismo, asesinatos, tráfico de armas y  corrupción generalizada, entre otros males que conlleva la política penitenciaria del Gobierno de Nicolás Maduro.
Sin duda que el fracaso de la ministra del área, Iris Varela, está a la vista y en consecuencia debe renunciar para facilitar no solo las investigaciones sobre la gigantesca corrupción, sino de las masacres ocurridas durante su nefasta gestión y darle paso así a un equipo de personas aptas para asumir tan delicada misión, como lo es la de rehabilitar al procesado o condenado, que entiendan que el penitenciarismo es una ciencia que no se improvisa, y estén dispuestos a considerar las siguientes recomendaciones:
1) Rodearse de los especialistas en la materia; 2) La recta aplicación del artículo 272 de la Constitución (Vigente); 3) Poner en marcha un plan de construcciones de industrias penitenciarias y no de cárceles; 4) La creación de una Dirección de Formación Ocupacional; 5) Construcción de un Hospital Nacional Penitenciario; 6) Establecer la figura del Médico de Guardia en las cárceles del país; 7) Implementar una verdadera política agrícola y pecuaria; 8) Implementar e impulsar la educación básica, especial y superior; 9) Creación de un instituto de cultura y deportes; 10) Poner en marcha un plan por la paz penitenciaria que permita el rescate de las instalaciones y el desarme de la población penal sin causar víctimas; 11) Impulsar la cacareada reforma del Código Penal vigente, a fin de imponer penas ejemplarizantes a todos aquellos funcionarios (civiles o militares) que sean sorprendidos introduciendo cualquier tipo de armas a un recinto penitenciario;  12) Implantar la figura del fiscal del Ministerio Público de guardia en cada entidad regional para esta área; y finalmente propongo una fórmula mágica “honestidad, educación, trabajo, cultura y deportes” para resolver el caos penitenciario.

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