Una porción importante de las decisiones de nacionalización de empresas industriales o comerciales no ha obedecido a objetivos específicos de una programación, sino que ha sido el resultado de decisiones dispersas y sin articulación
La intervención del presidente de Pdvsa, Eulogio del Pino, ante los representantes del sector privado reunidos en el Zulia ha dado lugar a una polémica sobre de los límites y alcances que deben tener las diferentes formas de propiedad en una economía mixta. Ha quedado de manifiesto que actores de alto nivel gerencial no disponen de parámetros claros ni definiciones bien formuladas para orientarse, por lo que declaran según reflejos o motivaciones sin sustento en la visión de un plan estratégico.
Aunque puede afirmarse que hay un diseño preliminar, el llamado Plan de la Patria, en el que se establece que progresivamente debería ser preponderante la propiedad social en relación a la propiedad privada, no se establece allí con nitidez cuáles son los espacios que corresponden a cada sector. Por supuesto, todo lo que se refiere a las acividades básicas de la industria petrolera y a la propiedad de la tierra obedece a criterios y concepciones que hacen parte de la visión estratégica del Psuv.
Sin embargo, habría que señalar que una porción importante de las decisiones de nacionalización de empresas industriales o comerciales no ha obedecido a objetivos específicos de una programación, sino que ha sido el resultado de decisiones dispersas y sin articulación. Es más, una parte de las estatizaciones no fue otra cosa que la compra de empresas privadas en dificultades o quebradas, lo que representaba una solución conveniente para sus dueños, que no encontraban a quien vender. Este es el caso de empresas textiles y fábricas de aceites comestibles en el centro del país. Y, en otros casos, las decisiones han tenido que ver con razones políticas y han apuntado a debilitar el poder que la posesión de concesiones del Estado, por ejemplo en la industria petrolera, le otorgaba a determinados sectores, como en el caso del Zulia.
Uno de los grandes problemas de la economía mixta es que existe una tendencia a que las empresas estatizadas sean menos rentables y presenten problemas de gestión. Este debe ser un punto a considerar por la dirigencia nacional. La solución no es privatizar o estatizar todo, sino precisar cuáles son las áreas que deben ser del Estado y cuáles del sector privado. Y, finalmente decidir cuáles empresas deben pasar al sector privado sin romper el equilibrio de una economía mixta y en cuáles el camino es optimizar la gestión del Estado. Sin la definición previa de estos parámetros no hay un norte preciso.
Sería un grave error, tanto para el gobierno actual como para un futuro gobierno de la oposición, desmantelar la empresas del Estado. En lo que se refiere a quienes gobiernan en la actualidad, están en la obligación de corregir e incorporar la gerencia privada para mejorar los procesos de producción. Pero el discurso no debe ser para renegar. En lo que respecta a la oposición, pueden tender a un mayor peso del sector privado, pero deben mantenerse en el esquema de una economía mixta. Es lo que corresponde al equilibrio social en Venezuela.
Leopoldo Puchi