Bien sea vía renuncia, reforma constitucional o referendo revocatorio, intentar sacar a un presidente antes de que finalice su periodo constitucional siempre es, en Venezuela y otros países, complicado y genera tensiones y conflictos
El 5 de enero de este año la MUD informó en el escenario de la instalación de la Asamblea Nacional que el objetivo central sería la salida de Nicolás Maduro de la presidencia a través de la activación de cualquiera de los mecanismos que sirviera para lograr ese fin. Sobre esta materia había diferentes criterios, por lo que finalmente se adoptó como estrategia la utilización simultánea de diferentes opciones. Se realizó el planteamiento de la renuncia, pero no alcanzó suficiente eco, o en todo caso no logró esta modalidad alcanzar la meta propuesta. La vía de la enmienda fue detenida por decisión del TSJ, al invocar que su realización no podía tener efecto retroactivo, lo que valdría también para una reforma constitucional. Y la declaratoria de abandono del cargo seguramente no prosperará en virtud de lo difícil de sustentar el caso y de no contar con las dos terceras partes de los integrantes de la Asamblea, luego de la decisión sobre los diputados de Amazonas. De tal manera que el camino del referendo revocatorio quedó como la alternativa disponible, por lo que fue asumida por el conjunto de las corrientes de oposición. Ahora, luego de varios meses de actividades dirigidas a promover el referendo, parece que tampoco prosperará este mecanismo.
Bien sea vía renuncia, reforma constitucional o referendo revocatorio, intentar sacar a un presidente antes de que finalice su periodo constitucional siempre es, en Venezuela y otros países, complicado y genera tensiones y conflictos. Lo natural es que la medición de fuerzas y la alternancia se dé en el cronograma electoral establecido. A pesar del clima que existe, es muy probable que sea así y la medición y la alternancia tengan lugar en ese cronograma, es decir en las presidenciales de 2018. Tal vez esta circunstancia es la que explica la carrera que estamos observando entre varios candidatos de oposición, puesta de relieve por el lanzamiento de Henry Ramos Allup. De modo que en menos de año y medio pudiera comenzar un proceso de primarias en el que posiblemente participarían Henrique Capriles, María Corina Machado, Ramos Allup y Leopoldo López, que debería ser amnistiado por el Ejecutivo para ese momento, al igual que Manuel Rosales.
Por supuesto, hay factores internos, corporaciones petroleras y sectores de la administracion del gobierno estadounidense que pudieran estar pensando en mecanismos violentos para alcanzar el objetivo planteado. En este caso se buscaría el derrocamiento del Gobierno por medio del método de las llamadas “primaveras”, que combina movilizaciones pacificas con acciones violentas de baja y medina intensidad. A su vez, el significado en el derecho internacional del concepto de “crisis humanitaria”, que es distinto al del uso común, facilitaría alguna forma de intervención extrajera directa. En fin, un sendero con destino incierto y peligroso.
Leopoldo Puchi