El problema no es solo la inseguridad física, sino la inseguridad ética, provocada por las y los líderes impuestos a la cañona
Estamos asistiendo lamentablemente a un proceso de desestructuración tanto territorial como identitario en la subregión de Barlovento. El desplazamiento de las zonas rurales a las capitales de municipio es cada vez mayor debido a la inseguridad rural, pero también se está dando el fenómeno del desplazamiento de las capitales de los municipios hacia Caracas u otras ciudades del país a causa del fenómeno de la inseguridad que cotidianamente viven pequeños y medianos comerciantes, productores, profesionales, entre otros, pese al esfuerzo realizado por el gobierno nacional para frenar este fenómeno, sin contar con la responsabilidad que debía ejercer el gobernador de Miranda en esta subregión.
Tres lideresas asesinadas
En menos de una semana fueron asesinadas tres mujeres que ejercían cierto liderazgo en sus comunidades. La primera fue la señora Olga Pozo, en Sotillo, en el sector Fincamar, quien según La Voz era propietaria de una parcela en plena producción agrícola y permanente luchadora por las mejores reivindicaciones del sector. Olga organizó las reuniones para conformar el consejo comunal de Fincamar y las comunidades vecinas y permaneció de pie firme en su propósito de lograr mejoras y soluciones a los problemas del parcelamiento, tales como inseguridad, alumbrado, el mejoramiento de la vialidad, restauración del portón de acceso, la siembra de chaguaramos, entre otros aportes.”. Lamentablemente fue cruelmente asesinada por un joven a quien ella brindó su apoyo moral y material al darle empleo en su finca, lo cual, según los vecinos, destaca rudamente la descomposición moral de la sociedad.
Otra información que nos llega es la referida a las dos hermanas masacradas en la parroquia Cumbe del Municipio Andrés Bello, hecho ocurrido en horas de la tarde del pasado este martes 9 de agosto por una banda paramilitarizada del lugar, que interceptó una camioneta de pasajeros Cumbo/San José a las dos jóvenes del transporte rural y en presencia de los pasajeros acribillaron a María Alida Espinoza, del Frente Francisco de Miranda, madre de tres niñas; y a Yanitza Espinoza, madre de dos niños. Se presume que el ajusticiamiento fue en represalia porque el Conás dio de baja a dos sujetos de esta peligrosa banda y por el simple hecho de que una de ellas era cocinera del comando de la Guardia Nacional Bolivariana instalado en el pueblo y a la otra por ser pareja de un funcionario del comando. Días atrás, esta banda amenazó a dos damas de Cumbo: Elia e Ismar Hernández, propietarias de bodegas, quienes tuvieron que abandonar el pueblo escoltadas por funcionarios. Cumbo, como otras comunidades y sectores de Barlovento, están viviendo una situación de desespero. ¿Dónde esta el Ministerio de la Mujer?, me preguntan desde Cumbo. Porque no se han pronunciado ante estps casos, como si lo hicieron ante el acoso, por parte de la derecha, contra el diputado Héctor Rodriguez. Pero ante estos asesinatos no dice ni pío… Qué vaina, cimarrón.
¿Qué hacer..?
La situación no está nada fácil. Al secretario de seguridad del Municipio Acevedo intentaron asesinarlo a plena luz del día el lunes pasado. Tal vez buscaban al alcalde Aponte, pero creo que dicho alcalde se salvó porque, como casi no tiene cuello, no se le vio bien la cara, y ya habíamos advertido sobre la inseguridad en la que se encuentra este burgomaestre. La trasformación acelerada del clima del terror y el miedo en Barlovento se ha desbordado. Aunado a ello, los problemas cotidianos, como la carencia de alimentos, salubridad, transporte y la mala praxis en la distribución de los recursos y la centralización de la distribución de las responsabilidades políticas en personas que ya no gozan ni de la confianza ni de las referencias morales de las comunidades. El problema no es solo la inseguridad física, sino la inseguridad ética, provocada por las y los líderes impuestos a la cañona, que insistimos es una forma de modelar hacia la incitación delictiva. Hace falta sacudir las estructuras del poder del proceso bolivariano en Barlovento, plagadas de dirigentes que dan hasta náuseas porque algunos de ellos tienen desde remates de caballos y han sido acusados de apropiación indebida de los recursos de todos los barloventeños para distribuirlos a sus caprichos personales. Hay que seguir insistiendo en que el poder, como dice la Constitución, reside en el pueblo y no en tres o cuatros elegidos a “deos”. La actuación de la OLP no basta, e insistimos no basta con la represión y el exterminio de jóvenes y adultos incursos en robos, secuestros, asesinatos. Hace falta elaborar políticas seriamente de prevención, romper la cadena de transmisión de los antivalores, salvar a jóvenes de la tentación delictiva y del dinero fácil. Al parecer, eso no lo está entendiendo Corpomiranda ni la alta dirigencia política. La prevención, el modelaje de sacrificio, sumarse a las colas, no solo ir a tirar o a repartir unas bolsas miserables de comida y tirarse las fotos o dar un discurso y pedir resistencia; y después en la noche se ‘jartan’ tremendo ‘steak’ con papas fritas. No les falta nada, tienen guardaespaldas hasta para ir a hacer sus necesidades fisiológicas. Este proceso, como me escriben nuestros lectores, no se perderá ni por las bandas delictivas ni por las bandas constituidas por políticos antiéticos. Chávez dejó un legado y lo defenderemos si es necesario con nuestras vidas, como lo hizo el recién asesinado Fernando Sojo, según me expresó uno de esos cimarrones que mantienen la moral en alto y el corazón en tierra.