“He aquí que Jehová el Señor vendrá con poder y su brazo señoreará, he aquí que su recompensa viene con Él y su paga delante de su rostro”, leemos en el versículo 10, capítulo 40 del libro de Isaías, de las Santas Escrituras.
Es necesario que entendamos, que todo lo que hagamos en la tierra tendrá su recompensa o su castigo, cuando nos toque enfrentarnos al juicio de Dios.
Ningún ser humano escapará de este juicio y así lo aseguran las Santas Escrituras: “Ciertamente la ira de Dios viene revelándose desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los seres humanos, que con su maldad obstruyen la verdad”, Carta a los Romanos capítulo 1, versículo 18.
“Así distinguimos entre los hijos de Dios y los hijos del diablo, el que no practica la justicia no es hijo de Dios, ni tampoco lo es el que no ama a su hermano”, leemos en la Primera Epístola de Juan, capítulo 3, versículo 10.
Es importante que sepamos, que para Dios no hay acepción de personas y que a todos los seres humanos nos da la oportunidad de reconocer que somos pecadores, arrepentirnos e ir a los pies de Cristo para obtener el perdón.
Por eso cada día son nuevas sus misericordias, para que todos disfrutemos de la bendición de recibir las buenas nuevas del evangelio.
Sin embargo, no debemos esperar tanto para recibir a Jesucristo como Señor y Salvador, esa es una decisión inmediata, ya que no sabemos cuándo vamos a partir de este mundo.
“…….se fiel hasta la muerte y yo te daré la corona de vida”, nos promete Dios en el versículo 10 del capítulo 2 del libro Apocalipsis.
El cristianismo no es una religión, es entregar nuestra vida a Jesucristo y aceptarlo como nuestro Señor y Salvador.
Dios te bendiga y te guarde. Hasta el próximo encuentro con La Palabra de Dios.
Lic. Beatriz Martínez
(CNP 988)
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