Está clara la estrecha conexión existente entre estas dos instancias opositoras al gobierno bolivariano, la imperial estadounidense y la mudista apátrida, en la cual no es nada difícil colegir cuál de ella manda a la otra
Como se dice en criollo, con todos los hierros, la MUD viene preparando la Toma de Caracas que ha convocado para el día 1º de septiembre. A diferencia de iniciativas de movilización anteriores, promovidas de un día para otro, que han resultado en notorios fracasos, en esta oportunidad, los opositores al gobierno bolivariano, se han dado su tiempo para organizar un evento que asumen como definitorio en la disputa por el poder político en el país.
Ellos la mandan
Pero antes de entrar a hacer algunas consideraciones que lucen pertinentes en torno a esta iniciativa, se hace necesario remarcar el hilo conductor existente entre las acciones del conglomerado opositor venezolano y las líneas operativas trazadas por el Comando Sur del Ministerio de la Defensa (Pentágono) estadounidense.
Está clara la estrecha conexión existente entre estas dos instancias opositoras al gobierno bolivariano, la imperial estadounidense y la mudista apátrida, en la cual no es nada difícil colegir cuál de ella manda a la otra. Existe más de un testimonio físico, concreto, escrito, nada especulativo, que pone en evidencia esa relación de dependencia y sumisión de la dirigencia opositora local con el yanqui injerencista.
Es el caso del informe firmado por el Almirante Kurt W. Tidd, comandante del U.S. Southern Command (Comando Sur), fechado el 25 de febrero del presente año, que circula en la red, particularmente en la página web Red Voltaire, nunca desmentido por el gobierno norteamericano, en el cual se estampa con pelos y señales la intromisión, planificación, instrumentación y directriz yanqui en los asuntos internos de nuestro país y la postura por demás rastrera de la dirigencia mudista, que con tal de satisfacer sus apetencias de poder es capaz de vender su infecta alma al mismísimo diablo.
Salir de Maduro
De este ilustrativo informe, que hemos reseñado en notas anteriores, vamos a retomar un párrafo que expresa con toda nitidez la relación yanqui-MUD y que denota lo que realmente se persigue con la anunciada Toma de Caracas:
“Con los factores políticos de la MUD hemos venido acordando una agenda común, que incluye un escenario abrupto que puede combinar acciones callejeras y el empleo dosificado de la violencia armada. Por supuesto, hay que seguir impulsando como cobertura el referéndum o la enmienda que se apoya en el texto constitucional y que sirve para censar, movilizar y organizar una masa crítica para la confrontación. Por eso, también hay que enarbolar los artículos 333 y al 350 que legitiman la rebelión. Es indispensable destacar que la responsabilidad en la elaboración, planeación y ejecución parcial (sobre todo en esta fase-2) de la Operación Venezuela Freedom-2, en los actuales momentos descansa en nuestro comando, pero el impulso de los conflictos y la generación de los diferentes escenarios es tarea de las fuerzas aliadas de la MUD involucradas en el plan, por eso nosotros no asumiremos el costo de una intervención armada en Venezuela, sino que emplearemos los diversos recursos y medios para que la oposición pueda llevar adelante las políticas para salir de Maduro”.
Es de destacar que en el referido informe se establece que la Operación Freedom 2 Venezuela, en su fase 2, culmine entre julio y agosto, con lo cual habría de crearse un ambiente desestabilizador (escasez, colas, bachaqueo, inseguridad, cerco financiero y diplomático, etc.), propicio para la acción desencadenante que facilitará los propósitos imperiales. Es así como surge la idea de la Toma de Caracas para el 1º de septiembre, en la cual el planteamiento sobre el Referendo Revocatorio no es más que un subterfugio, pues el móvil real es el de la salida del gobierno de Maduro por la vía del derrocamiento; y con ello comprobar, en la práctica, la efectividad del método de la guerra no convencional perfeccionado por el agente Gene Sharp para el derrocamiento de los gobiernos que no se someten a los designios del imperialismo.
Caballo troyano
Ahora bien, analizando las declaraciones y actividades visibles de la dirigencia apátrida opositora en función de la llamada Toma de Caracas, observamos que, al margen de las diferencias de estilo y sobre todo de ambiciones de sus más conspicuos voceros, lo que están tramando para ese día no es una mega marcha como han querido hacer ver. No, han entendido que si se concentran en un solo sitio con un recorrido determinado se le hace más práctico contenerlas a las fuerzas patrióticas y del orden público.
Por ello, es de suponer que deben estar pensando en una táctica de dispersión, habilitando puntos de concentración relativa, con gente movilizada del interior del país, en las vías de acceso a la ciudad: en Tazón, autopista de La Guaira y autopista Francisco de Fajardo, haciendo que se dispersen las fuerzas de contención bolivarianas, y mientras tanto, tal caballo de Troya, movilizar a sus huestes de la zona metropolitana de Caracas hacia unos dos puntos estratégicos de la ciudad en los que puedan concentrarse y echar raíces por tiempo indeterminado, al estilo de la Plaza Maidán, en la ciudad de Kiev, en la cual los pitiyanquis ucranianos permanecieron a lo largo de un mes, hasta forzar el derrocamiento del gobierno constitucional.
Este escenario que parece de película, muy bien pudiese ser el que se estaría montando para esos días septembrinos en Caracas, aderezado el espectáculo con el manejo interesado de la mediática local-imperialista, intentando magnificar los efectos de tal montaje, la acción intimidatoria de las bandas paramilitarizadas sembradas en sectores populares y la derecha internacional haciendo su correspondiente papel de comparsa.
Todo un grotesco facsímil frente al cual el gobierno y las fuerzas bolivarianas deben actuar con contundencia, sin dilación y con total apego al ordenamiento constitucional. Es decir, tal cual lo haría Chávez, actuando de manera absolutamente distinta a como, en su tiempo histórico, lo hizo el líder adeco Rómulo Betancourt.