El candidato republicado alberga la esperanza de un resurgimiento; se afana en sostener que los electores acudirán en «gran número» a las urnas el 8 de noviembre y culpa a la prensa de su desventaja en las encuestas ante Clinton
Tras irse a pique en las encuestas en las últimas semanas, el candidato republicano a la Casa Blanca, Donald Trump, afronta una carrera contra el reloj para reflotar su campaña en intentar batir a su rival demócrata, Hillary Clinton.
Muchos observadores políticos coinciden en que el tiempo apremia al polémico magnate inmobiliario porque, aunque las elecciones presidenciales se celebran el 8 de noviembre, varios estados clave permiten votar ya en septiembre, informó Efe.
«Su camino hacia la victoria era estrecho de entrada, y se está estrechando cada día más», advirtió esta semana el estratega republicano Matt Mackowiak.
Trump dejó atónito al mundo al adjudicarse, sin experiencia previa en política, la candidatura de su partido a la presidencia en la Convención Nacional Republicana de julio pasado, pero su campaña, desde entonces, vive en una situación de crisis casi permanente.
Una serie de polémicas de manufactura propia, como su sonado ataque a los padres de un soldado musulmán estadounidense caído en Irak, y la incapacidad de sus asesores para que adopte un estilo más «presidencial» le han colocado en un callejón de difícil salida.
Rezagado en las encuestas, que domina Clinton a nivel nacional -con una ventaja media de seis puntos- y en estados «indecisos» cruciales para los comicios, Trump remodeló el pasado miércoles la cúpula de su equipo de campaña para tratar de enderezar el rumbo.
Y el viernes fue su jefe de campaña, Paul Manafort, el que dimitió, para completar la recomposición de su equipo de cara a la recta final de la campaña.
Sin embargo, un vistazo al calendario evidencia que el empresario neoyorquino está obligado a dar pronto con la solución (si la hay), dado que la votación, en realidad, comienza en cuestión de semanas.
Según la Conferencia Nacional de Legislaturas Estatales (NCSL), un total de 37 estados y el Distrito de Columbia (sede de la capital de Estados Unidos) permiten votar, ya sea por correo o en colegios electorales, antes del 8 de noviembre.
Carolina del Norte, un estado que los demócratas no ganan desde 1976 (con la excepción de 2008, cuando venció Barack Obama por ajustado margen) pero que Clinton tiene en el punto de mira, deja votar por correo a partir del 9 de septiembre.
Otro ejemplo es Ohio, un estado «bisagra» clave, que empezará a recibir sufragios de votantes miembros de las Fuerzas Armadas y ciudadanos ausentes del país a partir del 24 de septiembre, toda vez que el voto presencial arrancará el 12 de octubre.
El voto por adelantado se ha convertido en los últimos años en un factor cada vez más determinante en las elecciones presidenciales.
En 2012, cerca del 32 % de los votantes ejerció su derecho al sufragio antes de la jornada electoral, en comparación con el 29,7 % de 2008 y el 20 por ciento de 2004, según datos del Censo.
Muchas deudas
Los negocios del magnate y candidato republicano Donald Trump arrastran con una deuda de al menos 650 millones de dólares, en su mayoría con bancos extranjeros, según una información que publica hoy The New York Times.
Hasta ahora Trump había hecho público un documento sobre el estado de cuentas de sus negocios en el que solo habría reconocido deber 315 millones de sus empresas, menos de la mitad de lo publicado hoy por el diario, citó Efe.
La información apunta, entre otras deudas, la de parte de la Trump Tower en la sexta avenida de Manhattan, que llevaría consigo un préstamo de 950 millones de dólares y que habría financiado parcialmente el Banco de China, la mayor entidad financiera de un país al que Trump ha criticado duramente en campaña por actuar en detrimento de los intereses de EE.UU.