Nunca se han preocupado por el pueblo humilde y en su agenda neoliberal no hay espacio, programas o recursos para trabajar para el pueblo
En el Manual de Campaña del líder revolucionario Jorge Tejera se señala que “un líder puede tener la fuerza, pero es el pueblo el que tiene el poder, a pesar que los ‘medios’ pretendan seguir desdeñando esta realidad. Si se logra la unión fuerza-poder, se tiene éxito político: el poder político”. Y con mucha sapiencia explica que “…el liderazgo político es una cuota personalizada, intransferible, que hay que ganar día a día, con trabajo, disciplina, responsabilidad, competencia y valores éticos”.
Estas son, por supuesto, las cualidades del liderazgo positivo. De los mandos de dirección y los cuadros dirigentes que se afanan por construir y crear bienestar para su pueblo. Su práctica diaria se basa en el estudio, para la construcción de una conciencia y un espíritu de altos valores morales y éticos forjados en la solidaridad, la equidad y la justicia. Estos son los rasgos principales del liderazgo positivo.
Lamentablemente, en el contexto político actual, estamos presenciando la vergonzosa y fratricida actuación de altos dirigentes de los partidos políticos de extrema derecha (Voluntad Popular y Primero Justicia), incitando a la violencia y al caos. Estos se han convertido en agentes del mal, del odio, en líderes negativos. Su accionar político es sinónimo de violencia, de muerte, de perturbación del orden, de sedición y ruptura con los valores constitucionales y los canales democráticos.
Estos líderes negativos están plagados de vicios, de inmoralidades. Solo persiguen el asalto al poder político para imponer sus intereses de clase. Nunca se han preocupado por el pueblo humilde y en su agenda neoliberal no hay espacio, programas o recursos para trabajar para el pueblo. Nunca han enseñado una sola línea de su hipotético programa de gobierno: la agenda Satanás. No pueden, se develarían como los nuevos Macri o Temer: privatizar todo (construir el Estado mínimo), acabar con los programas sociales, trabajar solo en beneficio de los banqueros y la oligarquía.
Con alta irresponsabilidad, los líderes negativos de la extrema derecha han lanzado nuevamente a su gente hacia el abismo. Los llevan por una senda apocalíptica, donde no tendrán capacidad de maniobra para retomar el cauce pacífico y democrático.
La construcción del metarrelato de terror, la coacción política y la violencia ha estado nuevamente a cargo del vocero del odio, Freddy Guevara. Sus mensajes no dejan dudas de lo que vienen preparando. Como si nuestra forma de gobierno fuera la tumultocracia, señala, una y otra vez, que “esta lucha no violenta, implica muchos mecanismos como movilizaciones, actos simbólicos, paros y huelgas, las cuales vamos a empezar a realizar hasta lograr que en Venezuela haya un cambio”. La intencionalidad de este jefe de los guarimberos está clara: incitar, provocar, amedrentar y coaccionar a las instituciones y a los ciudadanos de este país para romper el hilo constitucional, mediante la generación del caos, la muerte y la violencia, como han intentado docenas de veces copiando las recetas de los golpes suaves.
Lo sorprendente es que Guevara se presenta como vocero de toda la derecha. Es decir, con total desfachatez y descaro, la extrema derecha violenta impone su agenda supraconstitucional. Los líderes negativos, (golpistas, terroristas y asesinos) son ahora los que mandan en la terrorífica cúpula opositora. Mientras los otros “demócratas” enmudecen y se esconden cual avestruz.
Venezuela cuenta con la fuerza de un pueblo pacífico y con altos valores democráticos. Solo los fanáticos de la derecha histérica pisarán el peine de la violencia. Las hordas serán nuevamente embaucadas por sus líderes negativos. La cúpula fascista no podrá imponer su agenda de violencia. El pueblo, que ha resistido con entereza todas las dificultades impuestas por la derecha (golpes de Estado, paros petroleros, guerra económica y mediática), se mantendrá firme en la senda de la paz.
Richard Canan
@richardcanan