Hasta 5 mil bolívares han pagado madres desesperadas por un pote de leche. Compotas son las grandes ausentes de los estantes de los supermercados
773 representa el porcentaje en el cual ha aumentado el costo de la Canasta Alimentaria Familiar (CAF) entre julio del 2015 y 2016. Ahora se ubica en 363.866,73 bolívares, por lo que habrá que contar con al menos 16 salarios mínimos –del aprobado recientemente- para costearla.
Los cálculos arrojados por el Centro de Documentación y Análisis Social de la Federación Venezolana de Maestros (Cendas – FVM) son corroborados diariamente por los consumidores venezolanos, quienes deben cancelar Bs. 7.200 por un kilo de jamón de pavo, producto que cada vez tiene menor salida de frigoríficos por su alto costo.
“En lo que va de año he ido eliminando ingredientes del menú diario, ya la charcutería ha sido sacrificada y cuando cobro los cestatickets compro, si es que encuentro, el queso popular que ya va por 3 mil bolívares en algunos mercaditos. También he tenido que execrar la leche de mis preparaciones diarias porque no se halla en los anaqueles y no tengo poder adquisitivo como para cancelar Bs. 5 mil por un pote”, confesó Milena Sánchez, residente del barrio José Manuel Álvarez, quien procura hacer cola al menos una vez a la semana.
–Llegué a un acuerdo con mi jefe para poder librar cada 15 días el día que me toca comprar según mí número de cédula; las otras dos semanas me toca hacerlo durante los fines de semana, pero esos días no suelen despacharles mercancía, por lo que la mayoría de las veces uno termina recorriendo los locales en vano (…) La única bolsita solidaria de comida que pude comprar me trajo una harina pan que se va en dos día en mi casa porque somos 10 personas; eso que apenas nos comemos una arepa y pequeña para rendir.
La situación aunque viene arrastrándose desde hace al menos dos años, resulta inédita según el director del centro, Oscar Meza, quien señaló que es la primera vez que los criollos tienen que destinar tantos salarios mínimos para la compra de alimentos.
Las razones están vinculadas a la inflación que parece imparable, la escasez y desabastecimiento y la consecuente aparición del fenómeno del bachaqueo, que hace que un kilo de pasta revendida se cotice entre 2 y 3 mil 500 bolívares.
“Yo me niego a comprarle a los revendedores abusadores, pero hace unos cuantos días que no llega nada de interés a Súper Líder que era donde solía formarme, y en mi casa mis tres hijos, mi esposo y yo comemos desde el desayuno hasta la cena, así que con suerte las compras nos rinden una semana. La despensa se estaba quedando pelada y me tocó pagar 3.000 bolívares por un kilo de arroz amarillo que terminó destiñéndose cuando lo lavé”, dijo Katerine Rosas, vecina de Las Cadenas.
–He incluido más vegetales, sopas y cremas para no sufrir tanto al no hallar nada en los estantes, pero el cuerpo necesita de todo un poco: grasa, carne, proteínas y carbohidratos; lastimosamente hay que sacrificar cosas (…) Descubrí el daño que me hacía la mayonesa, la salsa de tomate y la mantequilla porque tengo cinco meses sin probarlas porque no las encuentro y ya he perdido 5 kilos. En mi caso me cayó bien, pero mis chamos también están perdiendo peso y eso lo que da es dolor porque lo que tienen son 5, 8 y 11 años.
Azúcar perdida
La investigación destaca que el azúcar desapareció de los anaqueles tras el aumento de precio, y añade que 43,1 % de los 58 productos que integran la canasta están escasos. “Entre los 25 alimentos más difíciles de conseguir se encuentran: leche en polvo, atún enlatado, pollo, carne de res, hígado de res, margarina, pernil, aceite de maíz, huevos de gallina, queso blanco duro, mortadela extra, caraotas, arvejas, lentejas, arroz, harina de trigo, avena, pan, pastas alimenticias a precio regulado, harina de maíz, café, salsa de tomate, mayonesa y queso amarillo”, destaca el estudio.
“Ayer iba en mi carro y vi que un señor cargaba un kilo de caraotas. Por curiosidad me paré a preguntarle dónde la había comprado y me salió al paso que si la quería le diera 4.500 bolívares, que la traía de Caracas”, relató Rafael Suárez, habitante de El Barbecho.
–Seguro esa persona la compró en 2.500 y quería cobrarme semejante precio por un grano que era infaltable en las mesas. Por eso es que no salimos de esta crisis, porque la gente en vez de salir a producir lo que anda es en la búsqueda de dinero fácil y a costillas de los demás. Realmente es lamentable lo que estamos viviendo.gf
Johana Rodríguez
@michellejrl