El director de Protección Civil, Fabrizio Curcio, reconoció que teme que el número de fallecidos supere el de L’Acquila, en 2009, cuando más 300 personas perdieron la vida en otro devastador terremoto
La tierra siguió temblando este jueves en el centro de Italia, donde más de 5000 efectivos siguen excavando entre los escombros de los poblados arrasados la madrugada del miércoles por un fuerte sismo que dejó hasta ahora 250 muertos y 365 heridos.
El balance de muertos no deja de aumentar y pasó en cinco horas de 241 a 250, de los cuales 190 sólo en el la pequeña localidad de Amatrice, entre ellos numerosos niños que pasaban vacaciones con los abuelos.
Según el último informe de la Protección Civil, 365 heridos, entre ellos varios graves, han sido hospitalizados, mientras 215 personas han sido extraídas vivas de los escombros.
Una réplica fuerte de 4,3 grados de magnitud a inicios de la tarde de este jueves, de algunos segundos que parecieron una eternidad, generó terror entre los bomberos que trabajan en el centro histórico de Amatrice, emblema de la devastación.
El nuevo movimiento telúrico causó nuevos derrumbes y grietas y el campo deportivo de Amatrice, utilizado para las operaciones de socorro, tuvo que ser evacuado.
Más de 400 réplicas se han sentido tras el devastador sismo de 6,2 grados de magnitud que sacudió el centro de Italia la madrugada del miércoles a las 03H36 local.
Los equipos de rescate no pierden la esperanza de encontrar con vida personas bajo los cúmulos de piedras y desechos y trabajan contra reloj.
La cifra de muertos puede seguir subiendo, porque en esas aldeas, con poblaciones de 300 a 500 personas, reciben en este periodo del año a numerosos familiares y turistas, que buscan un clima más templado en pleno verano.
Por precaución, el dique de Scandarello, construido en 1924, uno de los lagos artificiales de esa zona del Lacio, de cerca un 1 kilómetro cuadrado, empezó a ser vaciado.
Prevención, el objetivo
El día después de la tragedia, entre la desolación y la sorpresa, surgen numerosas preguntas sobre el alto precio que paga Italia por la calidad de las construcciones y sus normas antisísmicas, acusadas de ser ineficaces o inaplicables.
La justicia italiana abrió una investigación por el derrumbe de la escuela de Amatrice, apenas remodelada, que se derrumbó como un castillo de naipes.
El primer ministro italiano, Matteo Renzi, reconoció las enormes dificultades para proteger tantos pueblos y ciudades con valiosos centros históricos, construidos hace siglos.
Expertos, historiadores y arqueólogos van a ser desplegados por toda la península para evaluar el patrimonio y establecer un calendario de obras de prevención, para impedir que pueblos localizados en zonas de alto riesgo sísmico desaparezcan por un temblor.
Según un primer censo realizado por el ministerio de Cultura, 50 lugares de valor cultural, entre iglesias, conventos y campanarios medievales y del Renacimiento, resultan lesionados por el sismo del jueves.
«Será necesario realizar un trabajo serio y continuo», prometió Renzi, quien espera evitar los errores cometidos tras el terremoto de L’Acquila, cuya controvertida reconstrucción se convirtió en un negocio lucrativo para muchos y varios de cuyos magníficos monumentos yacen aún colapsados.