Quienes adversamos al gobierno no debemos plantearnos esta cita como el armagedón, sino como parte de un proceso que ineluctablemente deberá conducir a la sustitución de un régimen que solo ha traído desgracia
Esta semana, específicamente el primer día de septiembre, los venezolanos asistiremos a un evento que indeleblemente marcará la historia de nuestro país.
Por un lado estaremos marchando los que creemos en la libertad; la igualdad ante la ley, de oportunidades y resultados; la diversidad de criterios; la modernidad; la inclusión y solidaridad; el respeto a los derechos humanos y a la vida; el acceso a la alimentación, atención médica y medicinas; el bienestar para todos por igual. En fin, los que apostamos por una Venezuela de oportunidades, comenzando por los más pobres.
En la acera de enfrente estarán los dirigentes de la Venezuela decadente, atrasada, populista, retrógrada, sectaria, tramposa, grosera, irrespetuosa de la constitución y las leyes, irresponsable y corrupta. Estarán, según ellos, rodilla en tierra defendiendo a su gobierno. Sistema que en mi opinión está lanzando sus últimos estertores.
No es casual que me refiera solo a los jefes revolucionarios, ya que, en esa misma acera, también estarán muchos venezolanos que creyeron y siguen creyendo en un proyecto mesiánico que los engañó prometiéndoles el cielo.
Con ellos nosotros debemos ser capaces de reencontrarnos alrededor de un proyecto de país incluyente, moderno y solidario.
Quienes adversamos al gobierno no debemos plantearnos esta cita como el armagedón, sino como parte de un proceso que ineluctablemente deberá conducir a la sustitución de un régimen que solo ha traído desgracia, desesperanza y división a la población venezolana.
Tengamos mucho cuidado, porque como en todos los movimientos populares siempre habrá infiltrados que gritarán tal o cual consigna, incitando a realizar hechos violentos que justificarán la intervención represiva de quienes detentan el poder.
La historia está llena de casos en los que un sargentón armado con un chopo y unos amigos “cuerda floja” apuntalaron a un gobierno que venía desmoronándose. No pongamos la bombona de oxígeno al régimen, hagámosle la ‘girondina’ y dejemos que siga por su barranco.
Es verdad que debido a todas las injusticias revolucionarias, la rabia acumulada es mucha, pero si me permiten el término: no es momento para las hormonas, por el contrario, es necesario utilizar las neuronas.
A los líderes visibles de la oposición debemos pedirle unidad de criterios, recordémosles que así como es imposible repartir una riqueza que no se ha generado, tampoco se puede acceder a un poder que no se ha conquistado.
Ya vendrán los momentos electorales donde elegiremos quien será nuestro candidato. Mientras tanto, ¡la protagonista es Venezuela!
Noel Álvarez
@alvareznv