Excavadoras con enormes cazos y otra maquinaria pesada recorrieron con estruendo el domingo las calles de Amatrice, una localidad devastada por un fuerte terremoto que remeció el centro de Italia esta semana, retirando salientes peligrosos y escombros, mientras los investigadores intentan determinar si las negligencias en el cumplimiento de los códigos de construcción repercutieron en la elevada cifra de víctimas mortales.
Los investigadores se centrarán en una serie de estructuras, entre las que está una escuela primaria de Amatrice que se derrumbó por el sismo.
En 2012, se invirtieron 700.000 euros (785.000 dólares) para reformar el centro y prepararlo contra este tipo de situaciones.
Además de causar 291 muertes y centenares de heridos, el sismo de magnitud 6.2 registrado en la madrugada del miércoles redujo a escombros tres localidades medievales del centro del país, destruyendo no solo viviendas particulares sino también iglesias y otros tesoros culturales con siglos de antigüedad.
AP