No es una batalla, no es una pelea. Es la toma multitudinaria, pacífica, pero contundente, de la conciencia colectiva venezolana
La Toma de Caracas, convocada para este jueves 1º de septiembre, será el encuentro de todos los venezolanos que, en las largas y trasnochadas colas para adquirir alimentos, reclaman el derecho a una vida mejor. Será la concentración de quienes demandan seguridad ciudadana y anhelan recorrer las calles sin temor a la delincuencia. Será el clamor por el derecho a la vida, a la salud, a la alimentación, a la educación, a las manifestaciones políticas, a la libertad de expresión y de información. Será el grito de quienes exigen el cese de la impunidad frente al milmillonario robo de los corruptos. Será el más grande y magno coro por la democracia, la más extraordinaria convocatoria al referéndum revocatorio.
No es una batalla, no es una pelea. Es la toma multitudinaria, pacífica, pero contundente, de la conciencia colectiva venezolana. Es la manifestación de los educadores que han visto disminuir la asistencia de sus alumnos, porque no tienen que comer o deben madrugar para acompañar a los padres en la búsqueda de alimentos, muchas veces hasta lugares insalubres.
Es la decidida participación de los empleados públicos. Si el gobierno pretende botarlos por firmar por el referendo revocatorio, la razón de la firma se fortalece, porque representa el rechazo a un salario disminuido por la avasallante inflación.
Mientras el gobierno y sus seguidores en el poder asumen la insólita y discriminadora decisión de desconocer el derecho al trabajo y los derechos políticos, la gente en la calle se pregunta por qué no despiden a la casta corrupta que se mantiene ilesa en el poder, ejerciendo cargos en ministerios y otros entes públicos -otros se fueron con los bolsillos llenos- ante la mirada indiferente de los órganos de administración de justicia.
Todos los venezolanos, mujeres, hombres, profesionales y trabajadores, educadores y estudiantes, empresarios, comerciantes, gremialistas, sindicalistas, políticos, de norte a sur, de este a oeste, de cualquier rincón de nuestra Venezuela. Deben asumir como suyo el propósito del 1º de septiembre… de la Toma de Caracas.
Esta será una concentración que superará cualquier estimación numérica hasta convertirse en “El Día” cuando, con el impulso de los venezolanos, la democracia demostró su poderío en Venezuela, a través de la defensa de los principios, valores, estructuras y procedimientos establecidos en la Constitución.
Vamos todos a revocar el hambre, la inseguridad, la crisis humanitaria, la corrupción, la impunidad, las amenazas de un poder deslegitimado.
La Toma de Caracas supera todas las intimidaciones.
No hay provocación que haga temblar a los venezolanos. El coraje de nuestra gente se agiganta ante las dificultades. Y así será la gran concentración pacífica y democrática del 1 de septiembre. La Toma de Caracas será la partida que nos llevará, este mismo año, al proceso revocatorio y a la apertura de un nueva y verdadera etapa democrática… ¡Iniciemos juntos el camino de los cambios!
Carlos Tablante