Bolivia, Venezuela, Nicaragua y Ecuador condenaron hoy ante la Organización de Estados Americanos (OEA) «el golpe de Estado parlamentario» que consideran dio el Senado brasileño al destituir definitivamente del cargo a la presidenta Dilma Rousseff
«Aunque aún este Consejo no se haya dado por enterado, se ha dado un golpe de Estado parlamentario en el país más grande de Suramérica», llamó la atención el embajador de Bolivia, Diego Pary, en un Consejo ordinario semanal que discurría sin alusiones a la noticia que ocupaba todas las portadas de diarios.
«Creíamos que la democracia estaba consolidada pero esto nos muestra que la democracia siempre estará frente a los desafíos siniestros de la oscura historia antidemocrática», afirmó Pary, para subrayar después que «la legitimidad solo la entrega el voto del pueblo».
La representante alterna de Venezuela, Marlene Da Vargem,mostró su apoyo al embajador boliviano, condenó «el golpe de Estado parlamentario» e insistió en que «solo los ciudadanos pueden decidir».
El representante alterno de Nicaragua, Luis Exequiel Alvarado, condenó también «el golpe de Estado parlamentario en contra de Dilma» y dijo que «las fuerzas regresivas del hemisferio siguen trabajando para provocar golpes de Estado en contra de los gobiernos progresistas de la región».
El embajador de Ecuador en la OEA, Marco Vinicio Albuja, leyó un comunicado de su Gobierno en el que se asegura que «políticos adversarios se confabularon para remover de su cargo a Rousseff».
Albuja habló también de «espurio procedimiento de destitución», remarcó que «no se probó que la mandataria haya cometido delitos» y consideró que se trata de «sucesos inaceptables en el siglo XXI que constituyen un grave retroceso en la consolidación de la democracia en la región».
La delegación de Brasil tomó la palabra después de haber escuchado estas intervenciones pero se limitó a decir: «Brasil agradece la solidaridad en este momento difícil de nuestra historia sobre el cual nos pronunciaremos en otras sesiones».
Ningún otro país tomo la palabra para referirse a este asunto y tampoco lo hizo el secretario general de la OEA, Luis Almagro, una de las voces internacionales que más ha defendido a Rousseff en este proceso.
El Senado brasileño destituyó hoy a la mandataria por 61 votos a favor y 20 en contra, en una decisión que también confirma como presidente de Brasil a Michel Temer, quien seguirá en el poder hasta el 1 de enero de 2019.
La decisión supone el fin de un trámite que comenzó en diciembre pasado en el Parlamento y fue supervisado en cada uno de sus pasos por la Corte Suprema, como garante constitucional de un juicio que Rousseff, condenada por graves irregularidades fiscales, califica de «golpe». EFE
YM