El presidente venezolano, Nicolás Maduro, retiró a su embajador y congeló las relaciones con Brasil al condenar «enérgicamente» la destitución este miércoles de la presidenta Dilma Rousseff con un «golpe de Estado parlamentario» que consideró también contra los gobiernos izquierdistas latinoamericanos.
Venezuela «ha decidido retirar definitivamente a su embajador» en Brasil, Alberto Castellar, que ya había llamado a consultas en mayo, «y congelar las relaciones políticas y diplomáticas con el gobierno surgido de este golpe parlamentario», informó previamente la cancillería venezolana en un comunicado.
«Estamos en consultas porque hay un gobierno ahí usurpador, que no lo eligió nadie», denunció Maduro, asegurando que Estados Unidos está detrás de ese «golpe» que él interpretó como una «arremetida continental».
Hoy es un día triste para la historia del Brasil y de América Latina porque se ha concertado un golpe de Estado agresivo de la oligarquía (…) Es contra América Latina entera y el Caribe. Es contra nosotros, los que luchamos por la justicia y la igualdad», manifestó.
Maduro explicó que habló por teléfono con Rousseff «con mucho sentimiento, con mucho amor» y le dijo que Venezuela, aliado de su gobierno y del de su predecesor Lula da Silva (2003-2011), no los dejará solos.
«La historia aún no ha terminado y Brasil cuenta con Venezuela», dijo el mandatario, que ha relacionado en varias ocasiones el proceso contra Rousseff con el reclamo de la oposición venezolana de un referendo revocatorio en su contra. AFP