La película argentina Eso que llaman amor inauguró la Novena Muestra de Cine Latinoamericano en varias salas de Caracas
¿Qué es el amor? ¿Ha estado enamorado? ¿Hasta dónde se puede llegar por el amor? Son algunas preguntas que hacemos a lectores y eventuales espectadores de la película argentina Eso que llaman amor, de Victoria Chaya Miranda, con la cual se inauguró anoche miércoles la Novena Muestra de Cine Latinoamericano en varias salas de Caracas y después irá a Porlamar.
Se trata de una comedia dramática que en 95 minutos (producida en el año 2015) plasma las peripecias de tres mujeres enamoradas de sus hombres y de las dificultades de esas parejas para ser felices. No se trata de un argumento de telenovela, no, nada de eso, todo lo contrario. Es una seria propuesta que pretende indagar en los misterios del amor de Zara, Verónica y Mora (entre 40 y 30 años, por lo menos) empeñadas en ser felices con sus machos, porque esos caballeros se portan solamente como eso, pero no logran o quedan las dudas que lo alcancen algún día.
El guion y la realización, resueltos por la directora, es una tormenta de imágenes que muestran un presente, salta a un pasado reciente y regresa al presente, dejando al final muchas preguntas al espectador conflictúado. Zara, ya en su cuarentena, está empeñada en ser madre, pero su caballero se cuida no quiere nada de eso y se arma el lio de celos y violentas escenas por parte de la dama; al tiempo que eso ocurre se desarrollan las sagas de Verónica y Mora, damitas inseguras de la pasión de sus señores que hacen divertidas escena para atraparlos pero sola una lo consigue, a costa de someterse a tratamiento de psicofármacos. Son conservadoras y como tal se comportan, no loquitas por las braguetas de sus galanes, porque así las educaron y la sociedad donde viven se los impone.
La directora dijo en rueda de prensa que no es fácil hacer en cine este continente y muchos menos cuando se es mujer. Y ella tiene razón. No la pasan bien las hembras en general y mucho menos cuando están a la caza de varones, como ahí ocurre, mientras que ellos se hacen importantes y juegan sus roles sin mucho apuros porque saben que los necesitan y los compromisos que asoman si lo toman en serio.
Zara, una destacada artista plástica, inaugura después de muchos infortunios su exposición y a la apertura acude el hombre que la dejó para casarse con una más joven y lograr así una niña. Las otras continúan sin amarrar a sus novios, pero tienen esperanzas de eso y hasta ser madres, futuro planificado. No es fácil ser mujer ni tampoco ser hombre responsable, es lo que el film enseña.
Una película que destaca por su forma narrativa y por la ternura de sus actrices para encarnar a mujeres anhelantes de ser felices, aunque no es fácil conseguir a un señor dispuesto a estar con ellas toda la vida. El siglo XXI será diferente y lo muestra desde ya el cine. Se comprobará finalmente que no siempre es el amor el sustento de una pareja, aun cuando todas se construyan en nombre de él. Aplausos para Diana Lamas (Zara), Roberto Vallejos (Francisco), Verónica Intile (Verónica), Laura Cymer (Mora) y Gustavo Pardi.
E.A. Moreno-Uribe/ emorenouribe@gmail.com