La aerolínea norteamericana Jet Blue inició el pasado 31 de agosto sus operaciones de vuelos entre Fort Lauderdale y Santa Clara, siendo este el primer vuelo comercial después de la normalización de las relaciones diplomáticas entre Cuba y EE.UU. que comenzó en diciembre de 2014 y se concretó en julio de 2015, cuando las secciones de intereses en Washington y La Habana comenzaron a funcionar como embajadas. El venidero 7, American Airlines abrirá sus servicios aéreos diarios entre Cienfuegos y Camagüey, y dos al día a Holguín, Santa Clara y Varadero. Estos vuelos forman parte de los 110 aprobados por el Departamento de Transporte de EE.UU. (DOT, por su sigla en inglés) a seis aerolíneas comerciales estadounidenses para viajar a Cuba, entre ellos 90 a ciudades diferentes a La Habana, y 20 para la capital de la isla, que aún esperan la autorización final. La estrategia turística cubana a la invasión de las aerolíneas norteamericanas a su mercado turístico, estuvo basada en la diversificación de los vuelos a los diferentes destinos turísticos, acción esta muy bien planificada por el gobierno de la mayor de las Antillas, ya que con la apertura de las relaciones diplomáticas después de cincuenta años, el turismo será para esa nación una nueva bendición divina para solucionar sus problemas económicos y sociales, ya que, como es muy bien sabido, el negocio del turismo bien planificado y bien llevado genera empleo, divisas, desarrollo y progreso. Las autoridades turísticas de Cuba prevén que al final del año 2016, con la invasión de vuelos de Estados Unidos, se alcance una cifra que supere los seis millones de visitantes, por lo que podemos afirmar que en la República de Cuba, el Motor Productivo del Turismo está en pleno proceso, mientras que aquí en la República Bolivariana de Venezuela, está en plena paralización.
Levi Benshamol