El serbio Novak Djokovic vive una experiencia única en el Abierto de Estados Unidos al conseguir estar en las semifinales por décima vez consecutiva, pero en esta ocasión, tras haber disputado dos partidos y luego beneficiarse de tres retiradas de los rivales de turno.
Ante la poca acción que ha tenido, todas son dudas de cómo va a llegar cuando se enfrente en semifinales al francés Gael Monfils, el décimo favorito del Abierto y que no ha perdido todavía un set.
El campeón vigente y máximo preclasificado ha tenido un camino despejado que no tiene precedentes, al desembarcar en las semifinales en Flushing Meadows.
Djokovic solo ha disputado en totalidad dos de cinco partidos por culpa de lesiones de tres adversarios.
«Este Grand Slam ha sido único para mí», reconoció Djokovic. «Nunca había pasado algo así: tres retiradas en el camino a las semifinales».
La ATP ha confirmado que se trata de la primera vez en la era Open que comenzó en 1968, que un tenista tuvo que convertir dos puntos de partido para llegar tan lejos en uno de los cuatros torneos de Grand Slam.
«Solo puedo desearle una rápida recuperación a todos mis oponentes», comentó Djokovic. «Es lo único que puedo hacer, del resto no tengo control».
Djokovic ganó un partido a cuatro sets en la primera ronda. Pero el rival de Djokovic en la segunda, el checo Jiri Vesely, se retiró del torneo horas antes del partido por una lesión en el brazo izquierdo.
Le siguió el ruso Mikhail Youzhny, que no pudo seguir tras seis juegos que tomaron 31 minutos por una lesión en la pierna izquierda.
Luego de una victoria de tres sets ante el británico Kyle Edmund en la cuarta ronda, Djokovic solo tuvo que disputar otros dos y uno en los cuartos de final antes que el francés Jo-Wilfried Tsonga, noveno favorito, se retiró por una molestia en la rodilla izquierda.