Vivimos bajo un régimen en el cual la mentira se instaló como política de Estado desde que llegó Hugo Chávez a la presidencia de la República
A propósito de la citación por parte del Sebín al alcalde de El Hatillo, David Smolansky, por presuntamente haber publicado en su cuenta Twitter una información falsa, queda claro que este organismo usurpa funciones que son propias del Ministerio Público; y considerando que fue un “delito” la difusión de una “falsa información”, pues varios -por no decir todos- los voceros del régimen deberían estar bajo la lupa del Servicio Bolivariano de Inteligencia.
Tenemos 18 años escuchando puras promesas, que a la fecha son las mentiras más grandes que se hayan escuchado. Empezando por aquel ofrecimiento del difunto, cuando dijo que lo primero que haría al asumir el cargo era recuperar a los niños en condición de calle, o si no se iba a cambiar el nombre. Casi dos décadas después, hay más infantes en la calle, creció la indigencia, y vemos a venezolanos hurgando en la basura buscando que comer.
Vivimos bajo un régimen en el cual la mentira se instaló como política de Estado desde que llegó Hugo Chávez a la presidencia de la república, promocionando una revolución y un socialismo que solo empobreció al pueblo y enriqueció a quienes hoy están más gordos y millonarios en dólares, mientras los venezolanos pasan hambre ante tanta desidia e incompetencia de un gobierno inhumano que permite que su gente muera de mengua.
Es propicia la ocasión para recordar algunas de estas promesas. Hace poco escuchamos a la canciller Delcy Rodríguez decir en la OEA que en Venezuela teníamos comida para alimentar a tres países; supongo que se refería a su despensa. Lo que sí dejó en evidencia, es que esta señora no sale a hacer mercado y que mucho menos conoce las penurias que se viven en las colas.
También escuchamos al ministro Ricardo Menéndez en la ONU decir que los venezolanos comían más de tres veces al día; el mismo que dijo que en el 2017 se derrotará la “guerra económica”. Antes de esto, el vicepresidente Aristóbulo Istúriz decía que esta sería vencida en el último trimestre de 2016.
Una de las mentiras más grandes ha sido: “Ya lo peor pasó, el mes que viene… este trimestre, en los próximos días…vamos a superar la crisis”. La realidad es que esto solo será posible una vez que cambiemos de gobierno. Por ello insistimos en que el Referendo Revocatorio se debe realizar este mismo año; mientras más pronto salgamos de este gobierno por la vía constitucional, más rápido podremos rescatar y recuperar al país de la corrupción, el narcotráfico, la hambruna, la inseguridad y sobre todo de las mentiras.
Otra de las promesas fue aquella de Jaqueline Farías, quien anunció hace muchos años en cadena nacional, que en el 2013 nos bañaríamos en el río Guaire, aunque no me extraña que esas mismas aguas sean las que nos suministra –cuando lo hace- Hidrocapital a nuestras casas, por el estado de suciedad y fetidez que sale por nuestros grifos.
Entre las mentiras más emblemáticas hechas en socialismo tenemos ese gran parque en el cual iban a convertir La Carlota, el campo santo luego del deslave en Vargas, la universidad que iban a construir en Miraflores, el dólar protegido a diez bolívares.
Pero, sin duda, entre las más insólitas están: que la inflación es inducida, la inseguridad es una sensación, los apagones son culpa de una iguana o de un sabotaje, no hay pobreza, ni mucho menos desabastecimiento de medicinas o escasez de alimentos.
El Sebín, en esa onda de sancionar a las personas por difundir información falsa, debería darse un paseíto por Los Ruices, donde está ubicada la sede de Venezolana de Televisión -el canal de todos los enchufados- y cite a quienes por ese medio expulsan su veneno, insultan, atropellan y mienten con vehemencia a través de las cámaras por una señal abierta que pagamos todos los venezolanos.
Dip. Omar Ávila
@omaravila2010