Pocos o casi ningún libro de autores y autoras barloventeños están en las bibliotecas públicas, poniendo de lado la Ley Orgánica de Educación aprobada en el año 2009
Va comenzar el año escolar 2016-2017 y creo es importante y necesario insistir, como lo hemos hecho en estas dos últimas décadas, en replantear la presencia de nuestra diversidad cultural, tomando como punto de partida nuestra historia en el sistema educativo. Poca atención se la prestado a la producción de textos escolares sobre nuestra barloventeñidad. Pocos o casi ningún libro de autores y autoras barloventeños están en las bibliotecas públicas, poniendo de lado la Ley Orgánica de Educación aprobada en el año 2009 sobre el reconocimiento de los aportes africanos a nuestra identidad nacional. Poco se ha tomado en cuenta la reivindicación de los conocimientos locales como anclaje para la rebarloventeñizacion de nuestros muchachos en la escuela. La educación, en este caso la escuela, es el espacio esencial y fundamental de la pertenecía y el amor a la tierra de los educandos.
Recuperar la memoria
La búsqueda de nuestro pasado histórico barloventeño en los archivos y en la oralidad de nuestros abuelos ha sido una tarea impostergable. La pérdida de ese pasado histórico constituye hoy una tragedia que se traduce en una real desubicación de lo que somos en nuestro devenir histórico. Situación peligrosa que tiene sus repercusiones en el evidente desmembramiento de nuestra identidad regional, en nuestro modo de ser. Me sumo al juicio del sabio senegalés Cheika Anta Diop en cuanto expresaba que «la conciencia histórica, por el sentimiento de cohesión que crea, constituye la relación de seguridad cultural más sólida y segura para el pueblo. Esta es la razón por la cual cada pueblo busca conocer bien y vivir su verdadera historia, transmitir la memoria de ésta a su descendencia».
Acelerado ha sido el proceso de la pérdida de nuestra conciencia histórica. Intencionado, lo creo también.
Recuerdo que jamás mis maestros de escuela, ni mis profesores de secundaria me hablaron o me hicieron referencia alguna sobre la importancia de Barlovento en el tiempo.
Según los episódicos programas escolares de Historia de Venezuela de la cuarta república, en Barlovento no pasó nada, no hubo historia. Pero esa historia en el proceso bolivariano no ha tenido la fuerza suficiente ni la voluntad política para su reivindicación. Hemos tenido dos Ministros d e Educación de nuestra región, como lo fueron Aristóbulo Isturiz y Héctor Rodriguez. Con ellos, pese a que Aristóbulo dinamizó y dignificó el papel del docente, mejoró y creó infraestructura, pero no se logró crear una biblioteca de los textos clásicos de Barlovento pese a nuestras sugerencias, reeditando apenas dos textos de nuestro insigne escritor Juan Pablo Sojo.
Hacia nuestra barloventeñidad
Unos de los grandes problemas actuales de nuestros jóvenes en Barlovento es la pérdida acelerada de nuestra identidad histórica.
Sin sentido del tiempo histórico es no tener los elementos y la mentalidad de entender el presente y construir el futuro. Es necesario implementar un plan audaz de rebarloventeñización para lograr que nuestros muchachos y muchachas, desde educación inicial hasta secundaria, tengan una visión del paso, del presente y el futuro de nuestra región. Esta sugerencia se basa en contribuir a la prevención de los desarraigos mortales que estamos sufriendo, pues la mayoría de los jóvenes asesinados, encarcelados, son el resultado de a deserción tanto escolar como familiar. Iniciar un plan de recuperación de la memoria histórica es urgente. Desde el Centro de Estudios de Barlovento, en San José, se ponen a la disposición más de mil referencias bibliohemerográficas sobre Barlovento, la cultura afrovenezolana, el Caribe, África y su diáspora en América Latina. Es necesario articular con las instituciones educativas para que nuestros muchachos adquieran información de su historia local.
A los docentes y activistas culturales de Barlovento nos corresponde investigar y escribir sobre la gente, hechos que históricamente contribuyeron a perfilar nuestra identidad, que segmentó lo que hoy somos como colectividad.
Nos corresponde a los barloventeños escribir, en medio de nuestra compleja situación, sobre nosotros mismos, con nuestro lenguaje local, para que nos entiendan los agricultores, pescadores, comerciantes, obreros, maestros, estudiantes. Tenemos que adecuar el currículum bolivariano hacia nuestra pertinencia identitaria, sin perder las perspectivas regional, nacional e internacional
CHU CHE RÍAS
**El Ceiba hasta ahora está totalmente desasistido por las entidades oficiales. Este Centro creado desde hace más de dos décadas aún no esta dotado lo suficiente. Pese a que tiene un edificio, carece de computadoras, servicio de internet, y recursos didáctico. El Ministerio de Cultura y Corpomiranda deberían apoyar esta iniciativa que sobrevive por la convicción y fe de personas como Luis Perdomo, Freddy Pollito Blanco, Arturo García y sus respectivos equipos de trabajo.
***Solo falta que Conatel revise y apoye con el aspecto técnico la salida al aire de Afrotv, un medio comunicación local que ayudará a reforzar nuestra barloventeñidad. Conatel tiene la palabra.
LA VOZ DE AFROAMÉRICA/ Jesus Chucho García