Ativistas enfrentan cargos por presuntamente recibir fondos extranjeros de manera ilegal “y usarlos para causar estragos en la seguridad nacional”.
Un tribunal egipcio ratificó la decisión de congelar los activos de prominentes defensores de los derechos humanos, el golpe más reciente asestado contra una comunidad activista otrora vibrante que ha sido mayormente silenciada por las severas medidas del gobierno.
Entre los cinco activistas nombrados en el fallo de la corte se encuentran Gamal Eid y el reportero investigador Hossam Bahgat, también fundador de un importante grupo de defensa de los derechos humanos.
La decisión congela además los activos de los notorios activistas Bahey eldin Hassan, Mustafa el-Hassan y Abdel-Hafiz Tayel, al igual que los bienes del grupo que encabezan.
Los cinco enfrentan cargos por presuntamente recibir fondos extranjeros de manera ilegal y usarlos para causar estragos en la seguridad nacional. De ser hallados culpables, podrían enfrentar penas de hasta 25 años de prisión.
«Podemos vivir bajo amenazas, pero no confabularemos contra un Estado policial que desprecia los derechos humanos, la Revolución de Enero y la democracia», escribió Eid, uno de los cinco, en su cuenta de Facebook tras el veredicto, en referencia al levantamiento de 2011 que derrocó al autócrata Hosni Mubarak.
Poco después dijo a The Associated Press que el fallo fue politizado y representa un mensaje a los activistas de la sociedad civil para que se alineen o se atengan a las consecuencias.
«Hoy, la ley se tomó el día libre», lamentó.
Las autoridades han implementado una serie de duras medidas contra la disidencia desde el derrocamiento militar de 2013 de Mohammed Morsi, el presidente islamista electo.
Las autoridades han encarcelado a miles de personas, muchas de ellas islamistas pero también líderes activistas seculares y liberales detrás del levantamiento de 2011.
Los grupos a favor de los derechos humanos afirman que el actual gobierno encabezado por el presidente Abdel-Fattah el Sissi, quien como jefe de las fuerzas armadas lideró el derrocamiento de Morsi, es incluso más represivo que lo vivido en los 29 años de Mubarak en el poder.
Los medios egipcios, mayormente dominados por partidarios de El Sissi, también han arremetido contra los activistas de derechos humanos, catalogándolos de traidores o agentes de poderes extranjeros.
AP