Para el actor y psicólogo Sócrates Serrano, el polarizado discurso político actual y la ausencia de justicia incrementa la violencia popular
La oleada de crímenes escabrosos, esos en los cuales decapitan, despedazan o incineran a las víctimas, al tiempo que cunde el pánico entre los habitantes de las comunidades donde se escenifican tales sucesos, no puede ser analizada ni tampoco explicada fácilmente por los psicólogos ni los criminalistas. Surgen estudios y propuestas para estudiar ese peligroso incendio de la paz social venezolana.
Sin embargo, el actor y psicólogo Sócrates Serrano, a quien solicitamos sus reflexiones sobre la generalidad de tales casos, se orienta a recomendar un mayor estudio de la actual realidad social, política y económica del país, porque ahí estarían las claves de todas masacres nunca antes vistas en Venezuela.
Violencia y represión
–¿Qué ocurre en una sociedad organizada y con un orden jurídico, cuando cunde el desconcierto y los ciudadanos toman la justicia por su propia mano, ajusticiando o masacrando a los delincuentes?
–Deberíamos preguntarnos si realmente la percepción de los ciudadanos es que “la sociedad está organizada y posee orden jurídico…” Y este es precisamente uno de los temas claves. La percepción de la justicia o injusticia por parte de los habitantes de nuestras ciudades. En la medida que esta percepción esté asociada a una “mano suave” para el control de las normas, la convivencia, el respeto a la propiedad privada y el respeto a la vida por parte de los organismos responsables del Estado, en esa medida los ciudadanos sienten el impulso y necesidad de responder reactiva y violentamente a cualquier ruptura del orden establecido que no sea controlado por el Estado. Opera aquí el instinto de la supervivencia por un lado (me protejo y protejo a los míos, ya que nadie lo hace) y una respuesta violenta extrema por otro. Esta última asociada al modelaje de violencia y represión por parte del Estado. Basta con analizar el contenido de los discursos políticos y las reacciones y actitudes de nuestros militares en las manifestaciones de calle.
Niveles de estrés
–El ajusticiamiento por el pueblo sin proceso judicial cónsono es una tradición milenaria, viene desde la antigüedad, pero, ¿por qué en Venezuela se aplica?
–Es difícil aislar las variables y entender cuál de ellas explica por sí sola este fenómeno. Sin embargo, como mencioné anteriormente, los patrones de violencia y confrontación modelados desde las altas esferas, particularmente en los discursos y acciones de las personas que tienen poder e influencia social, operan como la plataforma perfecta para estimular la violencia cotidiana. Los altos niveles de estrés que estamos experimentando, asociados a la infinidad de limitaciones de la vida diaria (inseguridad, largas colas para conseguir alimentos, ausencia de medicamentos e insumos para tratamientos, inflación, etcétera), condicionan en las personas un estado de alta sensibilidad, frustración e ira que de no ser canalizada de forma adecuada puede implosionar generando enfermedades mentales y físicas o explotar en descargas de violencia catárticas donde los delincuentes se convierten en las víctimas y focos perfectos de estas descargas.
Estrategias y prioridades
–¿Hasta dónde se puede llegar con eso? ¿Qué recomendaría usted?
–Los límites son insospechados como en todas las reacciones humanas. Desde el punto de vista personal hay una serie de medidas para canalizar el estrés y la frustración que pueden palear este malestar. Establecer redes de contacto con amigos y familiares, conversar ampliamente sobre el malestar, buscar espacios catárticos sanos como el ejercicio, el arte, la conformación de grupos de apoyo para resolver problemas en las comunidades, etcétera. Más allá de algunas recomendaciones de estrategias más personales para afrontar el estrés como la relajación, respiración, meditación, etcétera. Sin embargo, este problema se escapa del control individual de los ciudadanos. Podemos manejar ciertos elementos en nuestro círculo de influencia inmediato, pero la delincuencia e inseguridad son un problema de Estado que debe ser atendido de manera estratégica y prioritaria. Adicionalmente deben revisarse los patrones educativos y comunicacionales que han sido instaurados en los últimos años de manera expresa consciente y los que se han posicionado espontáneamente, producto de la vorágine de confrontación y polarización en la que nos encontramos.
¿Culpable o Inocente?
–¿La obra teatral Terror, que exhibe el Trasnocho Cultural, habrá dejado alguna enseñanza o prédica a los espectadores, teniendo en cuenta que ahí se plantea cómo puede ser justificable matar a 164 pasajeros de un avión para salvar 70 mil espectadores de un estadio?¿Qué mensaje oculto manda el veredicto del público?
–Es un caso completamente diferente. En la obra Terror de Ferdinand Von Schirach, el autor nos plantea que el responsable de la muerte de esos 164 pasajeros es un militar destacado y preparado para proteger a los civiles. Es una persona formada para establecer controles y velar por la seguridad. A pesar de que el personaje del mayor Koch rompe los límites desde el punto de vista ético, acabando con la vida de 164 personas, lo hace para salvar a 170.000 espectadores que se encontraban en el estadio. Efectivamente desobedece una orden, rompe la línea de mando y quizá por eso debe ser castigado, pero no con todo el peso de la ley, ya que lo hace para salvar a cientos de miles de ciudadanos. Este personaje escoge “el mal menor”. Sobre lo que sí debemos reflexionar es sobre lo acorralados que estamos como sociedad por el terrorismo y su magnífica estrategia de llevarnos al campo de la violencia. Creo que es el mayor mensaje de esta pieza teatral. “Culpable o Inocente” muestra caminos para resolver el final de la historia, pero lo que hay detrás del texto es lo virginal que podemos ser o dejar de ser ante el terrorismo en cualquiera de sus manifestaciones. Dicho de otra manera, nos educan para hacer el bien pero nos arrojan a una sociedad donde no siempre el bien es el que triunfa. Lidiar con eso y con nuestra propia conciencia parece ser nuestro reto en esta era para irnos a dormir tranquilos cada noche.
Buscan notoriedad
La criminóloga María Melo, citada por el portal web elpitazo.com, asegura que los asesinos no se conforman con solo disparar, sino que también buscan notoriedad entre sus grupos con la mutilación a las víctimas.
“Estamos ante la presencia de una nueva cepa de delincuentes. Los malandros viejos justificaban sus delitos argumentando necesidad o venganza porque no los respetaron. Los de ahora son difíciles de analizar; allí hay una deuda de los investigadores en indagar en este tipo de criminales que disfrutan matar y tener un contacto más de piel con su víctima. No se conforma con disparar, sino que utiliza las manos para mutilar el cuerpo de su víctima”, indicó la críminóloga María Melo.
Para la experta, quienes realizan los macabros actos de asesinato, con decapitación, buscan un reconocimiento. En general son personas con mucho resentimiento que al momento de cometer los crímenes tienen un público que los ve, sean miembros de la misma banda o víctimas.
Para la especialista, el clima influye en este tipo de delitos. Señala que las altas temperaturas son caldo de cultivo para comportamientos más violentos. “No en vano estos casos recientes ocurren justo cuando tenemos mucho calor, sobre todo en zonas como Guatire y Barlovento”, informó Melo.
Estudios, de 2013, difundidos en la revista Science, revelaron gracias a una investigación realizada por las universidades de California y Princeton, ambas de Estados Unidos, que los cambios en el clima están estrechamente vinculados a la violencia humana en todo el mundo. Incluso desviaciones relativamente pequeñas de la temperatura normal o las lluvias han incrementado sustancialmente el riesgo de conflicto en la antigüedad o en la actualidad. Los datos proceden de muestras de Brasil, China, Alemania, Somalia y Estados Unidos.
Entre las decapitaciones ocurridas recientemente destaca la de los dos adolescentes en la población de Guatire, a quienes les dejaron al lado de los cuerpos un mensaje acusándolos de violadores. Para Melo, en este caso el delincuente se erige como un vengador. “En la subcultura de los antisociales hay códigos y entre ellos no se perdonan delitos como la violación, por eso cuando estos sujetos son capturados y entran a las cárceles también son violados y descuartizados”, precisó la criminóloga.
No difundir video
Melo recomienda no difundir por las redes videos o fotos de estos crímenes, porque sirve de argumento para que otros imiten los delitos, porque eso les da “caché”. Señaló que muchos de estos asesinatos también son copiados de otros países y en muchos casos de personajes delictivos que son considerados líderes como el Chapo Guzmán, en México.
En total, las autoridades policiales registran ocho personas decapitadas en los primeros 21 días del mes de septiembre en el eje Guarenas-Barlovento, entre ellos dos mujeres y dos adolescentes.
E.A. Moreno-Uribe
emorenouribe@gmail.com