La realidad educativa venezolana dista mucho de los planteamientos de Santo Tomás de Aquino, ya que nuestro sistema se encuentra en crisis, desde su sistema estructural hasta su práctica educadora
La “Suma Teológica” es un tratado escrito por Santo Tomás de Aquino y es concebido como un manual para la educación teológica.
Es la reflexión sobre el proceso de la maduración humana, considerado desde la función de la educación. Allí se dice que el educando pasa a ser un sujeto que conoce, reflexiona, critica y participa activamente en el proceso de aprendizaje.
Con ello se inclina al progreso social y a la democracia económica y política de las comunidades.
El espacio por excelencia para desarrollar este proceso es la escuela, un lugar en el cual todas las instancias sociales reciben el pulso de la vida, a la que tratan de servir desde funciones complementarias. La formación favorece el desarrollo natural del educando y fomenta la cooperación entre la escuela y el hogar, entendida la escuela como líder de los movimientos de la educación.
El aprendizaje permite al estudiante renovarse constantemente. Es un proceso que se construye participativamente, expresa las necesidades y expectativas de las personas y se personaliza en cada sujeto. El proceso educativo debe llevar a una educación de calidad que asegure a los educandos los conocimientos, capacidades, destrezas y actitudes para aplicarlas en la vida adulta.
Pero la realidad educativa venezolana dista mucho de los planteamientos del Santo italiano, ya que nuestro sistema se encuentra en crisis, desde su sistema estructural hasta su práctica educadora.
Esta educación establecida por el régimen de turno está desconectada de la realidad que vive nuestro pueblo en los ámbitos social, cultural y político. El sector educativo vive con angustias: marginado, oprimido y sufriendo día a día los efectos de la escasez de alimentos y con pocos bolívares en el bolsillo para comprar los útiles escolares.
Recientes estudios de investigación realizados en todo el país revelan incrementos en desnutrición escolar, tanto en niños como en padres o representantes. Un gran porcentaje de ellos se va a la cama sin comer. Con políticas de hambre, Venezuela envejece aceleradamente en la pobreza aumentando también los hogares en condición de indigencia.
Desde esta trinchera social y política hago votos porque el nuevo año escolar sea de mucho provecho académico para maestros, educandos, padres y representantes. Que las aulas se conviertan en un pasaporte hacia el futuro y en un escudo contra la pobreza. Abogo por una educación basada en lo social.
Una posición que encuentra apoyo teórico-práctico en las investigaciones y en acciones pedagógicas de la corriente de la educación de avanzada, democrática y antiautoritaria, que sostiene un grupo de pensadores de diferentes nacionalidades que postulan que en un ambiente de convivencia ciudadana, quien enseña se siente cómodo y entrega su máximo esfuerzo como educador, y el que aprende derriba los muros de la distancia y logra un mayor potencial cognoscitivo.