Antonio Pradas, uno de los renunciantes y enfrentado a Pedro Sánchez , dijo que la instancia dirigente del Partido Socialista Obrero Español ya no está “legitimada” y ha quedado de facto disuelta
Los dirigentes críticos del Partido Socialista Obrero Español (PSOE) trataron de derribar este miércoles a su líder Pedro Sánchez, quien por ahora resiste al «golpe» ocurrido en pleno bloqueo político en el país.
Sorpresivamente, 17 de los 35 miembros de la ejecutiva federal presentaron su dimisión este miércoles por la tarde. Antonio Pradas, uno de los renunciantes, dijo que la instancia dirigente ya no está «legitimada» y ha quedado de facto disuelta.
“Lo que le digo (a Sánchez) es que yo desde luego, si la mayoría de mi ejecutiva no estuviera conmigo, ya no estaría, obviamente”, abundó Ximo Puig, presidente de la región de Valencia y otro de los renunciantes.
Sin embargo Sánchez hizo saber por medio de su mano derecha, César Luena, que no dimite y que su intención es convocar un congreso extraordinario en el que los militantes se pronuncien sobre quién debe ser su líder.
“En el Partido Socialista se tiene que tener el respaldo de los militantes para dirigirlo”, dijo Luena. “No caben atajos, ni artimañas, ni golpes”, apostilló.
Sánchez, de 44 años, fue en 2014 el primer secretario general del partido en ser elegido directamente por los militantes. Si se celebra un congreso extraordinario, espera recuperar con ellos un impulso perdido por la disidencia de numerosos dirigentes socialistas.
Fuerte presión interna
Contra la opinión de parte del PSOE, Sánchez ha estado insistiendo en que quería tratar de formar un gobierno alternativo al de Mariano Rajoy, presidente del gobierno en funciones desde diciembre y líder del conservador Partido Popular (PP).
El PP tiene mayoría simple en el Parlamento con 137 diputados, frente a los 85 del PSOE. Los conservadores acusan a Sánchez de mantener, con su inamovible “no” a Rajoy, un bloqueo político que dura ya más de nueves meses y amenaza con llevar al país a las terceras elecciones generales en sólo un año.
E
l gobierno alternativo defendido por Sánchez lo obligaría a obtener el apoyo de su gran rival en la izquierda, el partido Podemos, y de los nacionalistas catalanes, quienes piden un referendo de independencia inaceptable para el PSOE.
Pero precisamente, la eventualidad de estas dos coaliciones es explosiva en el PSOE. Por un lado, muchos dirigentes socialistas temen que si se alían con Podemos se vean superados por la izquierda y terminen como el Pasok griego, reducido a un papel marginal.
Por otro, el partido tampoco acepta un referendo de independencia en Cataluña, que su presidente regional, Carles Puigdemont, quiere convocar en septiembre de 2017, con o sin el acuerdo del gobierno central de Madrid según anunció este mismo miércoles.
Podemos lo defiende
Desde Podemos, su líder, Pablo Iglesias, censuró la maniobra contra Sánchez, al que le ha pedido con insistencia encabezar “un gobierno del cambio”.
“Tengo muchas diferencias con Sánchez pero pretender hacer caer a un secretario general, elegido por las bases, con dimisiones es un fraude”, escribió Iglesias en su cuenta de Twitter.
Su jefa de gabinete, Irene Montero, abundó diciendo que este «golpe de régimen nos sitúa mucho más cerca de que gobierne el PP».
Sánchez tenía ya en su contra a un buen puñado de diputados, y a seis de los siete presidentes regionales de su partido, entre ellos la más influyente, la andaluza Susana Díaz.
Los críticos le han estado pidiendo que se resigne a la oposición, y sobre todo le reprochan que el partido haya cosechado los peores resultados de su historia en las dos últimas elecciones generales, en diciembre y junio, y en las autonómicas de este domingo en Galicia y País Vasco (norte).
Igualmente, los socialistas tuvieron el peor resultado de su historia en Cataluña el año pasado en las elecciones regionales.
La presión sobre Sánchez se incrementó este miércoles con la intervención del ex presidente socialista del gobierno español Felipe González (1982-1996), quien dijo estar “frustrado” por la actitud del actual secretario general de contribuir al bloqueo institucional con su “no” a Rajoy.