Estando en Alemania, se hace miembro a pleno derecho del partido nazi, ascendiendo rápidamente, por lo que llega al cargo de Teniente Coronel en muy poco tiempo. Se destacó como uno de los principales promotores de las tareas de deportación y asesinato de centenares de miles de judíos en los campos de concentración de las zonas ocupadas de la Europa Oriental
La Solución Final es el nombre del plan de la Alemania nazi para ejecutar el genocidio sistemático de la población judía europea durante la Segunda Guerra Mundial. Su puesta en práctica, conocida posteriormente como Holocausto, supuso la deportación sistemática y exterminio posterior de toda persona clasificada como étnicamente judía, con independencia de su religión.
El término de la Solución Final fue acuñado por Adolf Eichmann, un funcionario nazi que supervisó en primera instancia la campaña, por lo que se convirtió en el responsable directo del asesinato de miles de judíos, principalmente en Polonia.
El holocausto de Eichmann
Karl Adolf Eichmann nació en Solingen, Alemania, el 19 de marzo de 1906. Desarrolló un interés y fervor frenéticos por la doctrina de Hitler, así que en 1932 se afilió al partido nazi austríaco, siendo transferido a Berlín en octubre de 1934, a la así llamada sección de judíos II 112 del Servicio de Seguridad (SD).
Fue el encargado de la organización de la logística de transporte del Holocausto. Hombre tenaz en el cumplimiento del deber, era una persona muy dada a cumplir las estadísticas que se le exigían y los judíos eran para él eran “estadísticas”.
Al final de su vida se defendió arguyendo que, en su participación en el Holocausto, se limitó a ser un simple ejecutor de órdenes. Sin embargo, lo cierto es que entró en conflicto con los altos mandos nazis en numerosas ocasiones debido al excesivo celo que puso en la idea de la Solución Final, yendo más allá de las instrucciones recibidas, ya que, cuando a finales de la guerra sus superiores decidieron acabar con los asesinatos masivos de judíos, Eichmann continuó ordenando ejecuciones.
Al finalizar la Segunda Guerra Mundial, Eichmann fue capturado por efectivos de la armada de Estados Unidos, quienes desconocían que este hombre que se presentaba a sí mismo como Otto Eckmann era un prófugo de una importancia mayor. En los albores de 1946 se escapó de la custodia de la armada estadounidense y se escondió en varios lugares de Alemania durante algunos años. En 1948 obtuvo un salvoconducto para escapar a Argentina, pero no lo usó inmediatamente.
A principios de 1950, Eichmann estuvo en Italia, donde se hizo pasar por un refugiado llamado Ricardo Klement. Con la ayuda de un fraile franciscano, quien tenía conexiones con el obispo Alois Hudal, obtuvo un pasaporte emitido por el Comité Internacional de la Cruz Roja y un visado argentino. Abordó un barco hacia Argentina el 15 de julio de 1950 y en los siguientes diez años trabajó en el área de Buenos Aires desempeñando muy diversos puestos, desde capataz hasta criador de conejos. Eventualmente, Eichmann logra traer a toda su familia.
Adolf Eichmann es localizado a finales de los años 50 y se prepara un plan para capturarlo y llevarlo a Israel, el cual recibe el nombre de Operación Garibaldi. Violando tratados de asistencia consular y la soberanía nacional argentina, el 1º de mayo de 1960, un grupo de “nokmin” (vengadores) del espionaje israelí ingresan subrepticiamente por vía aérea en Buenos Aires e inician la búsqueda.
Finalmente, el 11 de mayo de 1960 lo secuestran en plena calle y posteriormente lo trasladan a Israel. Allí se le somete a un polémico y largo juicio por un tribunal armado en Jerusalén, organizado por quienes se consideraban víctimas. El juicio, que finalizó el 15 de diciembre de 1961, lo condena a morir en la horca por crímenes contra la humanidad. Este juicio también es considerado como la gran causa nacional del Estado de Israel. La sentencia se cumple la madrugada del 1º de junio de 1962.
El juicio de Eichmann despertó el interés internacional, trayendo las atrocidades nazis a la vanguardia de las noticias del mundo. Los testimonios de los sobrevivientes del Holocausto, especialmente de los combatientes de los ghettos, como Zivia Lubetkin, generaron preocupación por la resistencia judía.
Los cargos contra Eichmann fueron numerosos. Después de la conferencia de Wannsee (enero de 1942), Eichmann coordinó las deportaciones de los judíos de Alemania y de otras partes de Europa occidental, meridional y norteña, a los campos de exterminación. Igualmente, se le acusó de planear la deportación detalladamente y de ser miembro de organizaciones criminales.
Como jefe de la sección de la Gestapo para asuntos judíos, Eichmann coordinó con el jefe principal de la Gestapo, Heinrich Mueller, un plan para expulsar a los judíos de Alemania a Polonia, lo cual fijó el patrón para las deportaciones futuras.
Por esos y otros cargos más, Eichmann fue encontrado culpable y condenado a muerte. Sus restos fueron incinerados y las cenizas fueron dispersadas en el mar Mediterráneo por una nave de la Fuerza Naval israelí en presencia de algunos supervivientes del Holocausto y fuera de las aguas jurisdiccionales de Israel. De este modo, se pretendía evitar que su tumba se convirtiera en sitio de veneración por neonazis.
Larga vida a Alemania
Las últimas palabras de Adolf Eichmann fueron: “Larga vida a Alemania. Larga vida a Austria. Larga vida a Argentina. Estos son los países con los que más me identifico y nunca los voy a olvidar. Tuve que obedecer las reglas de la guerra y las de mi bandera. Estoy listo”.
Edda Pujadas
@epujadas