El psicodrama en la directiva del Partido Socialista Obrero Español (PSOE), donde su líder Pedro Sánchez se vio empujado a dimitir por sus compañeros, podría desatascar el prolongado bloqueo político en España y allanar el terreno para que la derecha siga en el poder.
Una foto, en primera plana del diario El País, lo dice todo: en una sala de la sede socialista en Madrid donde delegados regionales, parlamentarios y dirigentes se encerraron el sábado para definir la suerte de Sánchez, se muestra un cuadro caótico, con una mujer exasperada levantando la mano con irritación al hablar uno de los pesos pesados del partido.
Es la imagen de un partido «roto», «devastado», «derrotado», escribieron los diarios españoles este domingo.
A las 20h21 locales (18h21 GMT) del sábado, Pedro Sánchez anunció su renuncia, tras salir derrotado su proyecto de convocar de urgencia un congreso para poner fin a las divisiones en el PSOE sobre la manera de acabar con la parálisis política del país.
España marcha sin un nuevo gobierno luego de nueve meses y dos elecciones legislativas, en diciembre de 2015 y junio pasado, que desembocaron en un Parlamento muy fragmentado en cuatro formaciones: el Partido Popular (PP) de Mariano Rajoy, el líder conservador en el poder desde 2011, el PSOE, Podemos (izquierda radical) y Ciudadanos (liberal de centro).
En los últimos comicios, el PP obtuvo 137 diputados de los 350 del Parlamento, lo que hacía indispensable una abstención del PSOE (85 escaños) para permitir una investidura de un nuevo gabinete conservador.
Los partidos corren contra el reloj, ya que si el 31 de octubre no hay un gobierno, el rey debe convocar a nuevas elecciones para diciembre, las terceras en un año.
Hasta el final Pedro Sánchez defendió el «no es no» a Rajoy, estimando que el PSOE debía oponerse a mantener en el poder a un partido golpeado por escándalos de corrupción y que instauró una política de austeridad sin precedentes.
El ahora exlíder socialista mostró su deseo de buscar un gobierno alternativo de izquierda.
Pero sus antagonistas en el partido, que terminaron por hacerle caer el sábado, estimaban que las posibilidades de lograrlo eran mínimas y temían acabar en las urnas electorales, donde el partido podría perder aún más terreno, tras varias derrotas históricas sobre todo ligadas al ascenso de Podemos.
– Se alejan las terceras elecciones –
Ahora, con el partido en pedazos, será más difícil conseguir aliados para un gobierno alternativo, estimó el domingo ante la AFP Pablo Simón, profesor de Ciencias Políticas en la Universidad Carlos III de Madrid.
«Hay dos opciones: la abstención a Mariano Rajoy o terceras elecciones», indicó el analista. «Tengo la impresión de que el Partido Socialista es consciente de que tras el desgarro enorme que se ha causado, ir a terceras elecciones es un suicidio, es ir al matadero», agregó.
«Se puede decir que las probabilidades de abstención (…) han subido muchísimo» agregó.
La neutralidad de los diputados del PSOE garantizaría la formación de un nuevo gobierno de Rajoy en posición de fuerza.
El líder conservador puede agitar el fantasma de una nueva cita electoral, en las que saldría reforzado.
Una nueva consulta estaría marcada sin duda por una fuerte tasa de abstención entre los electores de izquierda decepcionados.
«El año sin gobierno terminará con Rajoy renacido y la izquierda mas dividida e irrelevante», escribió Ignacio Escolar, director del periódico de izquierda eldiario.es.
La revuelta en el seno del PSOE «anuncia años de hegemonía de la derecha», advirtió a la AFP una persona próxima a Pedro Sánchez.
AFP