Por más extraño que se haya podido ver sentado en el lobby de un hotel y vestido de civil, Buddy Bailey ya estaba familiarizado con el ambiente que se vivía en Caracas en 2014. No le costaba ningún esfuerzo recordar las largas comidas y conversaciones que tenía con Bobby Cox y los otros instructores de los Bravos de Atlanta en 1990.
Obviamente, el beisbol era el tema preferido en la mesa.
Pero más allá de la sabiduría que podía tener Cox, ya con ocho temporadas como piloto en Grandes Ligas para aquel entonces, Bailey está consciente de que el legendario manager alcanzó un nicho en el Salón de la Fama de Cooperstown por una razón: Era un estratega ganador.
Triunfar con las riendas en las manos es el fin deseado por todos los hombres que dan señas desde el dugout. Es el motivo de la admiración que siente Oswaldo Guillén, actual manager de Tiburones de La Guaira, por Bailey, su predecesor en el cargo y quien ahora está de nuevo al mando de los Tigres de Aragua, por lo menos mientras se reporta Eduardo Pérez.
“Siempre lo he dicho, si hay un hombre al que yo he admirado como dirigente en Venezuela es Bailey”, afirmó el timonel campeón de la Serie Mundial de 2005, con los Medias Blancas de Chicago. “Somos diferentes, tratamos las cosas diferentes, pero es un tipo al que hay que admirar porque ha ganado en el país”.
Gran parte del milenio fue dominado por Bailey y los Tigres, que llegaron a titularse seis veces en la Liga Venezolana de Beisbol Profesional y en una oportunidad en la Serie del Caribe. Es una vitrina que contrasta severamente con el todavía inexistente trajinar de Guillén como manager en la pelota rentada local.
“Creo que, hasta los momentos, soy el peor manager de la liga porque no he hecho nada aquí como dirigente”, expresó el otrora campocorto. “Para mí ellos (el resto de los pilotos del circuito) son mejores que yo hasta que yo demuestre que ser mejor que ellos. Los admiro, respeto y quiero”.
Si bien Bailey estará al frente de los bengalíes en los 14 primeros juegos -teóricamente, hasta que Pérez cumpla una suspensión en dicho lapso- cuando llegue el momento que el estratega legítimo ocupe su cargo con los rayados, todos los timoneles de la LVBP serán venezolanos. Es algo que también estimula a Guillén.
“Estoy contento y orgulloso porque por fin los dueños de equipos escucharon una cosa que dije hace como 15 años”, señaló. “Tenemos muchos venezolanos que pueden hacer ese trabajo y aquí están. Ojalá terminemos los ocho con nuestros respectivos equipos. Creo que por fin le ponen un poquito de atención a los venezolanos para darle la oportunidad tan difícil de dirigir en este país”.