Tanto el cuadro nacional como el internacional abren una ventana de posibilidades, haya o no Referendo, para que los diferentes sectores construyan un marco de convivencia para los próximos dos años
Aunque las amenazas acechan, el proceso político venezolano continúa transcurriendo en el marco del sistema vigente sin descarrilarse. Los factores de oposición se han encauzado por el mecanismo del Referendo y recientemente el Consejo Nacional Electoral ha fijado la fecha para la recolección de las firmas necesarias para su activación, que, de realizarse, sería a mediados del primer trimestre del próximo año. Una situación tensa pero manejable.
Seguramente algunos sectores de la oposición, de reunirse el 20 % de las firmas, insistirán en que el referendo se celebre en 2016 y algunos incluso pudieran estar pensando en recurrir a métodos violentos para que así sea. Pero el ambiente general se inclina más hacia el acatamiento a las decisiones establecidas por el CNE, aun cuando puedan ser objeto de críticas. Para el Gobierno, el verdadero problema no es una posible convocatoria a un paro nacional o tener que enfrentar una desobediencia civil de disturbios callejeros de grupos minoritarios, porque dispone de los recursos y del respaldo social con qué vencerlos. El punto reside en si la oposición puede o no recoger las firmas, porque de lograrlo obtendría un éxito que llevaría a un revocatorio en 2017.
Por otra parte, el proceso de recolección de firmas en nuestro país ocupará el mes de octubre, que es la etapa decisiva de las elecciones estadounidenses, por lo que es de esperarse que desde Washington no se impulsen iniciativas de ruptura del tipo de las revoluciones de colores. De haber una nueva orientación, seguramente estará pospuesta para luego del 8 de noviembre, ya que es razonable que se intente evitar cualquier incidencia, por pequeña que sea, que pueda perturbar la contienda, sobre todo cuando se trata de un país petrolero.
De modo tal que tanto el cuadro nacional como el internacional abren una ventana de posibilidades, haya o no Referendo, para que los diferentes sectores construyan un marco de convivencia para los próximos dos años, utilizando los instrumentos apropiados del diálogo y la negociación. De ser así, habría que crear las condiciones para que ante un eventual triunfo de la oposición en 2018 pueda tener lugar la alternancia sin traumas. De igual manera, es la oportunidad para la construcción de un marco de cohabitación para el mediano y largo plazo, puesto que son dos grandes fuerzas políticas y sociales que no van a desaparecer, gane quien gane los venideros procesos electorales.
Leopoldo Puchi