El gobierno colombiano, con un alto valor cívico, pudor y dignidad, aceptó inmediatamente el resultado de ese glorioso pueblo colombiano que dio muestra de madurez política
El civismo y la capacidad intelectual de los representantes del organismo electoral y el entendimiento de saber que la verdad es el principio de todas las actividades humanas. En el plebiscito colombiano, ambas partes tuvieron la oportunidad de realizar campaña por el Sí o por el No, y ganó la mejor opción; y el gobierno colombiano, con un alto valor cívico, pudor y dignidad, aceptó inmediatamente el resultado de ese glorioso pueblo colombiano que dio muestra de madurez política y de ser conscientes de la realidad de su población.
Por otro lado debemos alabar la gallardía y la honestidad de sus autoridades electorales (algo que muchos venezolanos no lo sientes porque no confían en el Consejo Nacional Electoral de Venezuela). Eso quedó demostrado con la pulcritud con que se llevó la consulta, al punto que ya a las 6 de la tarde decretaron la victoria del No, un No por cierto lleno de patriotismo, ya que los acuerdos logrados por el presidente Juan Manuel Santos llevados a esa justa electoral no llenaban las verdaderas y reales necesidades de la paz que aspiran los colombianos. Una de las muchas cosas negativas que tenía era que favorecía la impunidad de aquellos que se dedicaron a la narco-guerrilla, a los acusados de crímenes de guerra, a los violadores, a implicados en actos de delincuencia común, entre otros muchos delitos, y además les entregaban a los guerrilleros la libertad plena en lo civil y en lo político, algo que a nuestro humilde modo de pensar no es justo y mucho menos lógico, porque no puede haber esa impunidad con quienes no tuvieron humanidad al cometer las atrocidades que cometieron.
Ahora nos toca a los venezolanos luchar, con todas las fuerzas y las armas que nuestra Constitución Bolivariana de Venezuela nos permite, con el fin de obligar al ente electoral venezolano a que cumpla con la verdadera razón y la lógica que expresa esa carta magna, pero para ello debemos tomar las calles y todos los terrenos posibles de nuestro país, tales como universidades, escuelas, sindicatos, empresas de trabajo, colegios de profesionales y hasta buscar el apoyo de todas las instituciones religiosas que hacen vida en nuestro país, etc.
Lo primero que debemos hacer es callarle la boca a esas voces agoreras que engañan a nuestro pueblo diciéndoles que no hay tiempo para llevar a cabo nuestro Referendo. Tenemos que recordarles, aunque nos duela hacerlo, el hambre que estamos pasado, los muertos que ha habido a causa del hampa y a la falta de medicamentos, y que a nuestros niños al nacer los ponen en cajas de cartón, ya que nuestros hospitales no tienen ni curitas; así como tenemos que hablarles de los presos políticos y la falta de respeto a sus derechos humanos, decirles que no hay cauchos ni baterías para automóviles. En una palabra, en este país madurista no hay un coño, solo corrupción y miseria .
Venezolanos, despertemos valientemente del sueño de serpiente en el que nos ha tenido este maligno régimen, recordemos a los adultos mayores, que son abuelos, y los padres de hoy, que debemos luchar y buscar el mejor camino para reconstruir a Venezuela, hacer que las sonrisas vuelvan a nuestros labios y dejar de maldecir a los gobernantes en las colas de comida y al llegar nuestro turno no hay que comprar y luego no tenemos que comer. Tenemos que velar por una educación de altura y no con cifras embusteras de esa realidad educativa que muestran los entes oficiales y de tantas otras cosas que nuestros nietos e hijos necesitarán en el mañana para poder sobrevivir y ser ciudadanos saludable,
El Revocatorio presidencial debe ser la realidad de nuestro existir como venezolanos y tenemos que realizarlo este año y gloriosamente la fuerza moral de nuestro pueblo obligará al régimen y a sus secuaces del régimen, entre ellos el Consejo Nacional Electoral, a realizarlo. De esa forma estamos completamente seguros que Maduro dejará a Miraflores antes de diciembre. Es el deber ser y así será, viva Colombia y viva Venezuela.