Con la muerte de 2016 (año políticamente agotado), muere también el sueño opositor de desalojar al chavismo del poder presidencial por la vía rápida
El 18 de octubre de 2016, la presidenta del CNE Tibisay Lucena, informó al país el calendario electoral para el año 2017, con elecciones regionales, municipales y elecciones primarias que soliciten los partidos políticos. Las elecciones regionales se harán a finales del primer semestre y las municipales a finales del segundo. Asimismo, en los meses de marzo o abril, se abre la posibilidad de elecciones primarias si algún partido lo solicita. Por último, Lucena señaló que el CNE está a la espera de una consulta al TSJ sobre renovación de nómina de los partidos.
Ciertamente, 2017 será un año muy electoral en el cual la combinación de eventos estadales, municipales, intra partidistas y de matriculación, pudieran convertirse en obstáculo o por lo menos distracción para un hipotético Referendo Revocatorio, ya que los partidos de la MUD deberán escoger entre asegurarse cada uno sus parcelas de poder con gobernadores y alcaldes propios, o por el contrario dedicarse a una aventura revocatoria que en el mejor de los casos dejará a otro presidente chavista en Miraflores (aunque con gobernabilidad muy reducida por no provenir del voto popular).
Algo es seguro, con la muerte de 2016 (año políticamente agotado), muere también el sueño opositor de desalojar al chavismo del poder presidencial por la vía rápida. Vale decir, una alucinación que surgió con la flamante victoria antichavista en las elecciones parlamentarias de diciembre pasado. Se impone por lógica la estrategia de «acumulación de fuerzas», es decir, ganar terreno político coleccionando gobernaciones y alcaldías para tener mayor volumen político en una futura elección presidencial que tampoco será en 2017 pero que si debiera ocurrir en diciembre 2018 cuando Maduro se aproxime a terminar su mandato.
Otro camino es el delirio, aferrarse a la quimera revocatoria presidencial, ya menoscabada por tantas infracciones legales sobrevenidas, unos culpan a la MUD por firmas falsas, otros al PSUV y/o CNE por supuestas trabas maliciosas, pero el resultado es el mismo, cuesta mucho hacer un referendo revocatorio en esta era post Chávez (por los motivos que sean).
Por su lado, el chavismo debe actuar pensando cómo actuaría Hugo Chávez si viviera hoy, recordar sus pasos en tiempos difíciles. Ver video: https://t.co/2W0BF7DNXF.
En esencia, el gobierno revolucionario no debe dejar que la MUD acumule fuerzas ni que se nutra sobre la crisis económica. El PSUV tiene al menos 9 meses para remendar la situación económica de la nación y presentarse con su mejor cara en la batalla electoral regional (perder la mayoría de los gobernaciones sería premonitorio de su final). Entonces el remiendo económico supone derrotar fantasmas como el burocratismo y la corrupción que impiden la eficacia administrativa reclamada por el pueblo.
Si la recuperación económica se logra, y se combina con una política de amplias alianzas revolucionarias que destrone al sectarismo cupular, el chavismo volverá a respirar electoralmente y tendrá más fuerza frente a venidero desafío presidencial. Ojalá la lección del 6 de diciembre pasado haya sido aprendida, pues resulta imposible ganar las elecciones «como sea» ya que el pueblo no es tonto y sufre severas dificultades económicas hace unos años.
La mesa política de 2017 está servida, y será el liderazgo de aquí y de allá los que determinen las estrategias, victorias y derrotas. Ojalá el pueblo sea escuchado.
COLUMNA ÓPTICA MARXISTA- Jesús Silva R.