Los vendedores ambulantes obtienen los productos que están escasos en el país a través de otros comerciantes que se los expenden en Bs. 4.000
Sentada en un banquito de concreto del bulevar César Rengifo de El Cementerio, Emilia (nombre ficticio a petición de la fuente) prepara una pequeña mesa improvisada que arma con una gavera y una tabla pequeña. Sobre la superficie de madera, que cubre con un mantel naranja, coloca dos cajas de cigarrillos y un recipiente en el que coloca varias bolsitas que contienen azúcar y café, que semejan los famosos helados conocidos como tetas. En tiempos de escasez, los vendedores ambulantes, bautizados como “bachaqueros”, han optado desde hace cinco meses por comercializar esos productos en esta modalidad de distribución y los ofrecen como una alternativa para evitar que las personas se acostumbren a tomar un café amargo.
“Con dos bolsitas se puede hacer una jarrita de café; eso alcanza como para cuatro personas”, le garantiza Emilia a un señor que se acercó a comprar una tetica de azúcar y que aseguró tener siete meses que no consigue el producto a precio regulado en las cadenas de supermercados. Con Emilia, al menos ocho personas más han optado por vender azúcar y café en bolsitas de 100 gramos a lo largo del bulevar de 1,8 kilómetros que fue inaugurado en 2011.
Los vendedores ofrecen las bolsas en dos presentaciones: la pequeña, en Bs. 250 y la grande, en Bs. 500. Sin contar con una balanza, Emilia indica que la porción pequeña pesa 50 gramos, mientras que la grande contiene 100 gramos. “Todas tienen la misma cantidad”, le garantiza Emilia a otro comprador que escrutaba entre las bolsitas, expendidas en Bs. 500, para ver cuál de ellas podría tener más contenido. “Solo se consigue así ahora, y con esta bolsita medio endulzamos el cafecito, mientras se arregla la cosa (situación)”, comentó el comprador.
Para garantizar que cada bolsa tenga la misma cantidad de los productos, Emilia, al igual que otras vendedoras, toman un vaso mediano de plástico de 6 onzas. Las comerciantes informales destapan cada empaque de azúcar de un kilo, lo vierten en el vaso hasta llenarlo por completo y luego lo vacían en cada bolsa de plástico. El paquete de 100 bolsas cuesta Bs. 500 en un local chino, lo mismo que vale una “tética” de 100 gramos. A la bolsa pequeña (50 gramos) le echan un vaso del producto, mientras que a la grande (100 g) le agregan dos.
Suponiendo que las medidas sean exactas, de un kilo de azúcar refinada (1.000 gramos), cuyo costo regulado fijado el pasado mes de agosto por la Superintendencia Nacional para la Defensa de los Derechos Socioeconómicos (Sundde) es de Bs. 380, salen 10 tetas de 100 gramos. Tras ser vendidas, Emilia se gana 5.000 bolívares por cada paquete de azúcar que decida comercializar; es decir, Bs. 4.620 por encima del costo oficial.
Los vendedores consultados coincidieron en que el azúcar y el café lo consiguen bachaqueado. Indican que, por lo general, las personas se les acercan para venderles cualquiera de los productos a precios que oscilan entre Bs. 3.500 y Bs. 4.000. “Yo compro los empaques de azúcar que puedo. Siempre compro tres o cuatro y con eso resuelvo el día”, asegura Emilia.
En este sentido, el margen de ganancia que establece un vendedor por cada paquete comprado es de Bs. 1.500. Solo con vender tres empaques de azúcar diarios distribuidos en en bolsas, un vendedor informal gana cerca de Bs. 15.000. Si un ciudadano compra una “tetica” de azúcar o de café en Bs. 500 cada día de la semana, gastaría cerca de Bs. 3.500, monto que le vale al vendedor el paquete de 1 kilo que compra en el mercado negro. Eso equivale a 15 % del salario básico mínimo que quedó establecido en Bs. 22.576,60 el pasado primero de septiembre.
En otras zonas de la ciudad, como Petare, los bachaqueros que venden teticas de café y de azúcar –incluso de leche en polvo– tienen gran presencia. Si bien el precio de una bolsita grande se mantiene en Bs. 500, el costo de la pequeña lo fijaron en Bs. 300.
En lugares como Catia no se observa la presencia de buhoneros comercializando teticas de azúcar y café, como en El Cementerio, pero sí hay vendedores informales que ofrecen medio kilo de azúcar en bolsas de plástico cuyos precios oscilan entre Bs. 1.000 y Bs. 1.300. En la calle cercana a la plaza Pérez Bonalde, conocida por los residentes como “el rincón de los bachaqueros”, el kilo de azúcar tiene un costo de Bs. 2.500. En Petare, el precio del rubro es comercializado entre Bs. 2.500 y Bs. 4.000.
Papelón bachaqueado
Frente a la escasez de azúcar refinada, las personas buscan alternativas para endulzar, como el papelón. En la calle, sus costos varían: en El Cementerio, Catia y Petare, el precio de la panela oscila entre Bs. 1.300 y Bs. 2.000.
(Tomado de elpitazo.com/Armando Altuve)
Rayner Peña/El Pitazo