Rocío y Layla: dos caras de un mismo país

 

El programa En Íntimo, transmitido el pasado domingo en el canal Globovisión , demostró que no todo está perdido en un país aquejado por la polarización política

La entrevista “En Íntimo” presentada por Globovisión el pasado domingo a las 10 de la noche fue, aparte de una maravillosa tertulia, la demostración de que a pesar de la crisis y la división que existe en nuestro país, el camino a la recuperación y la reconciliación es el diálogo sensato, el respeto a las diferencias de criterios y la honestidad en lo que defendamos. Rocío Higuera como entrevistadora y Layla Succar como entrevistada, nos dieron una cátedra de profesionalismo, honestidad y sentido común.

Dos caras de una misma moneda, dos profesionales y dos “bandos” encontrados, dieron una demostración de civismo, respeto y tolerancia, la cual nos demuestra que en Venezuela no todo está perdido. Los venezolanos siempre nos hemos caracterizado por ser personas amables, solidarias y con gran sentido del humor, pero también trabajadores y responsables. La política nos dividió de una forma muy negativa y sacó de nosotros lo malo y feo que todo ser humano tiene por dentro, pero que en su mayoría no exteriorizábamos, porque eso nunca nos había representado, ni era parte de nuestra esencia y se despertó en nosotros debido a un discurso lleno de odio, que nos divorció de lo que éramos. Rocío Higuera como “opositora” y Layla Succar como “oficialista” -términos utilizados ahora para separarnos y diferenciarnos como hermanos- demostraron que la recuperación del país y la reconciliación como familia que somos todos, comienza por cambiar el discurso ofensivo y buscar el diálogo sensato, donde podemos llegar a admirar a quien piensa diferente a nosotros, porque mantiene una posición coherente, nada apasionada y sensata en la defensa de sus ideales e intereses… Haber visto y oído hablar a estas dos profesionales de la comunicación en una entrevista respetuosa, llena de sensatez y sin ironías, ni ofensas, fue la demostración más contundente y el ejemplo de lo que somos y debemos recuperar. En la comunicación está el éxito de las relaciones, frase trillada, pero que encierra una gran y sabia verdad y que aquí olvidamos profesar y caímos en un discurso lleno de odio y descrédito que nos ha hecho demasiado daño y que ha separado a miles de familiares, amigos y compañeros de trabajo, convirtiéndonos en un país con la más profunda crisis de valores de nuestra historia, donde nos dividieron entre “los buenos y los malos”, solo por pensar distinto. Aquí la división más fuerte que teníamos y era una rivalidad sana y hasta llena de humor, era la de los magallaneros y caraquistas, o la de adecos y copeyanos, pero vivíamos y convivíamos en armonía, respeto y amor al prójimo. Esta nueva política socialista y “humanista” que enamoró en su momento a la mayoría de los venezolanos y que ahora se desvirtuó y nos llenó de un odio y una profunda división, nos ha puesto en un lamentable retroceso y nos ha expropiado nuestra verdadera esencia y eso lo debemos recuperar todos, desde la base del respeto y el diálogo. Layla fue y se sintió sincera en sus criterios y a pesar de no comulgar con su ideología, la admiré por su sinceridad y por esa búsqueda de reconciliación y llamado de conciencia que hizo. Defender una ideología política, religiosa o de cualquier índole, no nos puede desvirtuar de la realidad y menos hacernos insensatos, insensibles e inhumanos al dolor y la situación del otro. Ya basta de buscar culpables y hablar desde el resentimiento, llegó la hora de unirnos y demostrar que a pesar de las diferencias, podemos y debemos ser solidarios, respetuosos y amar al prójimo. Yo amé esta demostración  de madurez y sentido común de estas dos mujeres, que no es secreto para nadie, tienen diferencias de criterios, pero dieron un ejemplo de civismo y de lo que somos los venezolanos y debemos seguir siendo. Muchas veces lo he dicho, la política salpicó de estiércol nuestras vidas, nuestra esencia y lo que éramos. Limpiemos nuestra conciencia y volvamos a darnos la mano, el abrazo y reconciliémonos todos por el bien de Venezuela y dejemos a un lado, enterrado, muerto y sepultado, lo que no nos identifica, ni nos identificó nunca. Gracias Rocío Higuera por esta reconciliadora entrevista y gracias Layla Succar, por tu honestidad, sentido común y apostar al dialogo y la reconciliación a pesar de pensar diferente. Venezuela es de todos y Venezuela somos todos, partamos desde ese punto y lo demás será fácil, porque si algo tenemos los venezolanos es calidad humana. ¡Vamos a recuperarnos como hermanos!

Diego kapeky

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