Un cruce de armas entre el presidente del Senado y la titular de la corte suprema de Brasil reflejó esta semana las tensiones crecientes en las esferas del poder ante la investigación del escándalo de corrupción en Petrobras.
Renan Calheiros, presidente del Congreso y el senador más poderoso del país, llamó «juececito» a un magistrado de primera instancia que la semana pasada ordenó la detención de cuatro policías del cuerpo especial de la Cámara alta, sospechosos de limpiar dispositivos de escuchas telefónicas y ambientales en las residencias de legisladores investigados.
«Es lamentable que eso ocurra, es un espectáculo inusitado que ni siquiera se vio en la dictadura militar (1964-1985)», dijo Calheiros, del partido de centroderecha PMDB, al que pertenece el presidente Michel Temer.
El guante fue recogido por la presidenta del Supremo Tribunal Federal (STF), Carmen Lucia.
«Exigimos respeto para tener una democracia fundada en principios constitucionales. Cada vez que es agredido un juez somos agredidos todos los jueces», afirmó sin mencionar nombres.
Calheiros, que figura en la larga lista de políticos investigados en la «Operación Lava Jato», también atacó al ministro de Justicia, Alexandre de Moraes, y dijo sentir «odio y asco por los métodos fascistas», en referencia a la investigación. AFP