Lo tenía todo a favor para culminar una gran temporada de forma histórica tras los títulos de Australia y el US Open, las finales de Wimbledon y Río 2016 y el título de Stuttgart, pero en las WTA Finals de Singapur Angelique Kerber, la número uno del mundo se ha visto sorprendida por un ciclón: Dominika Cibulkova.
La eslovaca fusiló a la alemana con su explosiva derecha y su eficacia con el primer servicio, y de defendió mejor de lo esperado con el revés para finiquitar la final en una hora y 16 minutos: 3-6 y 4-6. De paso, se vengó de la derrota sufrida en el duelo que mantuvieron ambas hace unos días en la fase de grupos. De hecho, Cibulkova, 8ª del ránking, había encadenado cinco derrotas contra Kerber desde 2014. Se desquitó a lo grande, dominando de principio a fin. Lo suyo ha sido llegar y besar el santo.
Debutaba en el Masters femenino y lo ha ganado a las primeras de cambio, con una combinación de potencia, fe en sí misma y un poquito de suerte también. En los grupos solo ganó un partido (ante Simona Halep) y pasó a los cruces precisamente por forzar el tercer set ante Kerber. Y en el punto definitivo de este domingo, la bola tocó la red y cayó al otro lado sin opciones de que la alemana pudiera llegar a ella.
El arranque de Cibulkova fue fantástico. Con sus demoledoras derechas movió a Kerber de lado a lado de la pista, sometiéndola a un esfuerzo que la descompuso. En el segundo juego, la eslovaca rompió el saque de la alemana y luego consolidó el break para poner un amenazador 0-3. Reaccionó Kerber para recuperar el servicio perdido, pero volvió a cederlo después por culpa de un revés cruzado tremendo de Cibulkova, que luego no perdonó con saques precisos para apuntarse el primer set (85% de primeros en la manga inicial).