¡Pequeños en grande!

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Ensayo y goleada vinotinto en una cancha impresentable

Todos contentos. Satisfizo la goleada a Bolivia, porque rompe una cadena de resultados adversa, mejora un tanto la posición en la eliminatoria suramericana y, especialmente, porque amplía el panorama renovador ante la insurgencia de jóvenes figuras y su aplicación táctica. La doble novedad, además, de una goleada sin precedentes y el triplete igualmente inédito de Josef Martínez. En cambio, censurable  el maltratado escenario y que fuera necesario recurrir a la “puerta franca” para que 45.000 espectadores disfrutaran el éxito y vitorearan a su Vinotinto.

Tres ausencias importantes, por lesiones, dieron oportunidad al Dt Rafael Dudamel de apurar el trabajo renovador que viene planteando. Titularidad para Rómulo Otero, John Murillo, Jacobo Kouffati y Renzo Zambrano, el tercero con el tanto de abrir el marcador, Otero y Murillo figuras muy sobresalientes. Y un dispositivo táctico ofensivo, exitoso, puesto en los pies de individualidades de poca estatura (en su mayoría) pero mucha habilidad y entrega.

La Vinotinto arriesgó y su ofensiva puso en jaque, temprano, a un adversario que nunca inquieto seriamente el arco de Dani Hernández. Otero imparable por su habilidad con la pelota y Murillo dejándolos atrás con su velocidad y ambición, desordenaron a una defensa que, sobrada, cayó en errores inherentes a tal situación. Martínez siempre en la brecha –moviendo zagueros, asociándose con Otero y Rincón, que también apoyó-, Kouffati lanzado al ataque, hubo además la definición ausente muchas veces.

Partido casi redondo, con poco que apuntar a un sistema defensivo que cumplió con acierto, los venezolanos tuvieron físico para correr la cancha y, si González y Feltscher apoyaban la ofensiva, por ejemplo, Murillo y Martínez se desdoblaban para trabajar en la contención. Y goles, sobre todo goles, en algunos casos de muy buena factura y la gran noche de Josef con su triplete.

Bolivia, es preciso reconocerlo, fue más débil de lo esperado, en buena parte por la forma impetuosa como se volcó el dueño (ahora sí) del patio. Con despliegue para responder al planteamiento ofensivo y acompañar la contención, el resultado no podía ser otro. Y pudo haber más goles.

Rota la presión por falta de resultados, exitoso el ensayo táctico y de individualidades, ahora toca enfrentar a Ecuador en Quito, que por su altitud pone un obstáculo adicional. Un rival de mayor entidad, ante el cual habrá seguramente previsiones distintas (también otras caras) y será preciso más juego colectivo para complementar la habilidad individual.

El escenario

No puede comentarse el partido sin aludir a dos hechos. El primero, negativo e incluso merecedor de sanción por irresponsabilidad: autoridades de la FVF y del equipo debieron, seguramente, visitar previamente el Monumental de Maturín, lo que habría permitido advertir el desastroso estado del terreno, que se pretendió atribuir al mal tiempo. La peor cancha vista en mucho tiempo, inaceptable para un partido internacional.

Y, por otra parte, no debe confundir la notable asistencia (más de 45 mil, fue el anuncio oficial). Las escasas reservaciones hacían prever poca afluencia, cuestión resuelta -como es costumbre ahora-, con demagogia: puerta franca, un irrespeto para quienes compraron sus boletos. El deficiente transcurrir de La Vinotinto y el rival, es cierto, no hacían el partido muy atractivo, pero la selección de la sede, evidentemente, fue un error más a la ya larga cuenta de las autoridades futbolísticas.
-Armando Naranjo-

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