Harold Shipman era considerado un excelente médico, adorado por la mayoría de sus pacientes, entre los cuales escogió a sus víctimas mortales que alcanzaron la alarmante cifra de 218
“El médico británico Harold Shipman, conocido como ‘el doctor de la muerte’ fue hallado colgado en su celda. Se encontraba en prisión condenado a cadena perpetua por el asesinato de 15 pacientes, la mayoría ancianos, con inyecciones de morfina durante sus 23 años de carrera profesional».
Esta fue la noticia que dieron los medios de comunicación británicos el 13 de enero del 2004 para informar sobre el suicidio de Harold Shipman, el asesino en serie más prolífico de la historia moderna. Shipman había aparecido muerto en su celda de la prisión inglesa de Wakelfield. Aparentemente, se suicidó colgándose de los barrotes de su celda con las sábanas de la cama.
Harold Frederick Shipman, quien había nacido el 14 de enero de 1946 fue un médico británico, acusado de matar a 218 de sus pacientes, aunque solo fueron corroborados 15 de ellos. En el año 2000 fue condenado a 15 cadenas perpetuas consecutivas por sus asesinatos.
Después del juicio, la policía siguió investigando los archivos del “doctor de la muerte”, ya que se estimaba que Shipman había asesinado muchas más veces. Finalmente, las averiguaciones terminaron con un saldo oficial de 218 víctimas mortales, de las cuales 80 por ciento eran mujeres.
Esencia asesina
La madre de Shipman falleció en 1963 a causa de cáncer, cuando él contaba con tan solo 17 años de edad. Shipman estudió medicina en la Universidad de Leeds, en Inglaterra, donde conocería a su futura esposa, Primrose, con quien se casó en 1966 y tuvo cuatro hijos.
Como médico, Shipman conseguiría su primer trabajo estable en 1974 y apenas un año después sería arrestado por primera vez por forjar documentos para conseguir meperidina para su propio uso. Por este hecho fue enviado a un hospital de rehabilitación de drogas y después del tratamiento fue declarado rehabilitado. Tras un breve trabajo en Durham, condado de Durham ingresa en el centro médico de Hyde, Gran Manchester, en 1977.
Shipman continuó trabajando como médico en Hyde durante la década de los ’80, hasta que en 1993 funda su propia clínica en Market Street, haciéndose un respetable miembro de la comunidad. La mayoría de sus pacientes lo adoraban y lo describían como una persona muy amable, especialmente con los ancianos.
Sin embargo, en marzo de 1998, la doctora Linda Reynolds de la Brooke Surgery en Hyde, opositora a la clínica de Shipman, acudió a la policía, preocupada por los altos índices de mortalidad entre los enfermos atendidos por Shipman. Aseguró que el médico estaba matando a sus pacientes, pero no sabía si era negligencia o intencionalmente.
El caso atrajo inmediatamente la atención de la policía, que no tenía suficientes pruebas para arrestar a Shipman y levantar cargos contra él. Durante el tiempo de investigación, el peculiar doctor asesinó tres personas más, siendo la última de ellas Kathleen Grundy, una mujer mayor que falleció en su casa. La última persona en verla con vida había sido Shipman, quien luego firmaría su certificado de defunción.
La hija de Grundy quedó consternada al saber que la última voluntad de su madre había sido desheredarla de las 386 mil libras esterlinas que tenía para ella, para dárselas a su doctor Harold Shipman, por lo que informó a la policía sobre el hecho. El cuerpo de Grundy fue exhumado y le encontraron rastros de morfina.
Con estas pruebas, Shipman fue arrestado el 7 de septiembre de 1998 y le encontraron la máquina de escribir utilizada para forjar el documento de herencia. Después de ésto, la policía comenzó a examinar otros fallecimientos firmados por Shipman y elaboró una lista de 15 muertes.
Un patrón similar se descubrió en los 15 casos: una sobredosificación de morfina. Los certificados de estos 15 pacientes habían sido firmados por Shipman y explicaban que los pacientes estaban en un pobre estado de salud.
Shipman, quien negó insistentemente su culpabilidad, fue condenado el 31 de enero de 2000 y en febrero del 2002 fue expulsado del Registro Nacional de Médicos británicos. Algunas personas aseguran que los asesinatos dirigidos hacia mujeres mayores, se debían a que Shipman había sufrido mucho con la dolorosa muerte de su madre, que falleció cuando él era joven, mientras que otros consideran que era un deseo arrogante de poder controlar la vida y la muerte.
Tras el suicidio de Shipman, algunos periodistas británicos expresaron su alegría por el hecho y alentaron a otros asesinos seriales a seguir su ejemplo. El periódico The Sun fue criticado por su portada festiva anunciando la muerte de Shipman que decía “Ship Ship, urra!”. Sin embargo, las familias de las víctimas expresaron incertidumbre, ya que con la muerte del temible sujeto nunca tendrían la satisfacción de saber por qué había asesinado a los pacientes.
Muchas de las legislaciones británicas sobre cuidado médico fueron repasadas y modificadas notablemente como resultado directo e indirecto de los crímenes de Shipman.
Mismo procedimiento
El procedimiento de Shipman siempre era el mismo: localizaba a sus víctimas, preferiblemente ancianas solitarias y se ganaba su confianza como doctor amable, hogareño y cariñoso que se preocupaba por su salud. Les administraba una dosis elevada y letal de morfina y asistía al espectáculo cruel de los cinco minutos que tardaba en producirse su desgarrador fallecimiento. Luego falsificaba los informes certificando la defunción por causas naturales.
Edda Pujadas