Alberto “Beto” Valderrama está en el estado Nueva Esparta. Supimos que este extraordinario maestro, músico, compositor, investigador, y ejecutante de las cuerdas desde hace algún tiempo no ofrece concierto alguno. La nostalgia enferma.
Perucho Aguirre, el genial creador del extraordinario grupo “Collar de Perlas”, margariteño también, está residenciado desde hace tiempo en Maturín. Desde que fuera convocado para acompañar los actos por Juana La Avanzadora en el Panteón Nacional, no le hemos vuelto a ver en los medios y no sabemos de algún concierto ofrecido recientemente.
Adelis Freitez, dilecto entre los dilectos, director de «Carota, Ñema y Tajá», se encuentra en Barquisimeto, en su tierra natal. Desde hace tiempo no le apreciamos en concierto, ni en la capital de la nación ni en otra zona fuera de la suya, donde, solidario como es, empuja en todos los esfuerzos culturales y sociales.
La genialidad de José Julián Villafranca está guardada en Cumanacoa, en Sucre. Salvo cuando esta escribidora le trajo en 2008 a Caracas, no le hemos vuelto a apreciar con su espléndido Quinteto Típico Montes ni en pantalla ni en eventos. Ya tiene 85 años.
Decenas de creadores, compositores, arreglistas, intérpretes y directores residenciados en Caracas tal vez pueden mostrar su obra entre los suyos, pero la confrontación musical con otros internacionales, necesaria, urgente, no se da.
Muchos más son visibles solo en temporadas que atienden a un cronograma mediático: Gino González y los hijos de Alí si es protesta, Las Voces Risueñas de Carayaca y Ricardo Cepeda si es navidad y fin de año. Y mientras tanto prosigue la peladera, la enfermedad, y lo que es peor para un creador, el silencio, porque hablo de la alienación que carcome las estructuras que, por mandato constitucional, son para todos.
Al final , y respetando otros criterios que tienen “poder”, los que hacen falta para apuntalar y apuntalarnos, no suenan. ¿Suena Caracas? ¿Suenan en Caracas?
Lil Rodríguez
aporrea.org