El Instituto Municipal de Protección y Saneamiento Ambiental de Sucre, cuya función es velar por el mantenimeinto local, relanzó un operativo para mantener las vías despejadas de desechos tras una inversión de 14 millones 300 mil bolívares
Han transcurrido dos semanas desde que la alcaldía de Sucre activó un plan de limpieza especial para recoger los desechos de las principales avenidas y corredores viales. Se trata de un trabajo a cargo de 85 cuadrilleros, anunciado por el propio Ejecutivo local, Carlos Ocariz, que hoy deja mucho que desear para los habitantes del municipio.
Voceros de distintas comunidades coinciden en que la ausencia de una política integral de mantenimiento urbano supone uno de los principales problemas en un municipio donde se producen 1.100 toneladas de desechos cada día, de acuerdo con cifras locales.
A ello, los vecinos agregan otros problemas que pasan inadvertidos pero que también ocasionan molestias. Son los botaderos de escombros, despojos de concretos, cemento y otros materiales de construcción, que abundan en las carreteras Petare-Guarenas, Petare-Santa Lucía y en algunas barriadas donde los desechos apilados ocupan parte de los canales viales.
En la urbanización Horizonte, en El Marqués, familias exigen a la alcaldía que repare pequeños deslizamientos que, a juicio del vecino José Altuve, afectan no menos de cuatro calles. «Son pequeños, pero no eximen de peligro a los residentes», considera. Precisa que algunos incluso ocurrieron hace dos años y fueron notificados a la alcaldía, pero aún no han recibido respuesta. Además la recolección de basura es inconstante.
En el barrio La Lucha, también en Sucre, los habitantes aseguran que solo disponen de aseo urbano una vez por semana, lo cual genera malos olores por la descomposición de la basura que es arrojada en una esquina que funge de vertedero. «Se llevaron los contenedores y no volvieron a reponerlos. Es necesario que las personas cooperen y eviten lanzar desperdicios a la calle», dijo Octavio Moreno.
Después de las 6:00 de la tarde, denuncian transeúntes, las avenidas Francisco de Miranda, Rómulo Gallegos y la principal de La Urbina exhiben vestigios de desacato. A esa hora, reconocen comerciantes, algunas vendedores sacan las bolsas que más tardes son revisadas por perros y personas hambrientas que buscan un bocado para aplacar su hambre, una coyuntura que para algunos lugareños empeora el aspecto de una ciudad desorganizada.
En la redoma de Petare, los desperdicios impiden transitar a quienes se desplazan a pie y obstaculizan las alcantarillas.