El apóstol Pablo cierra el libro de Apocalipsis con el siguiente mensaje: “Yo testifico a todo aquel que oye las palabras de la profecía de este libro.
Si alguno añadiera a estas cosas, Dios traerá sobre él las plagas que están escritas en este libro. Si alguno quitare de las palabras del libro de esta profecía, Dios quitará su parte del libro de la vida y de la Santa ciudad y de las cosas que están escritas en este libro.
El que da testimonio de estas cosas dice: ciertamente vengo en breve. Amén, si, ven, Señor Jesús. La gracia de Nuestro Señor Jesucristo sea con todos vosotros, Amén”, Apocalipsis capítulo 22 versículos 18 al 21.
Este texto confirma claramente la veracidad de lo que está escrito en las Santas Escrituras por los profetas y apóstoles inspirados por el Espíritu Santo; tal como lo leemos en los versículos 16 y 17 del capítulo 3 de la Segunda Epístola de Timoteo: “Toda la Escritura es inspirada por Dios y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra”.
Hay una serie de palabras que son atribuidas a las Santas Escrituras que no son verdad, pero que por ser repetidas numerosas veces, la humanidad las ha aceptado como textos bíblicos.
Sin embargo debemos ser muy cuidadosos en esto y verificar en la Biblia lo que nos digan que proviene de ella, ya que Dios nos advierte lo siguiente: “No añadiréis a la palabra que yo os mando, ni disminuiréis de ella para que guardéis los mandamientos de Jehová, vuestro Dios”, versículo 2, capítulo 4 del libro de Deuteronomio.
El cristianismo no es una religión, es entregar nuestra vida a Jesucristo y aceptarlo como nuestro Señor y Salvador.
Dios te bendiga y te guarde. Hasta el próximo encuentro con La Palabra de Dios. Lic. Beatriz Martínez (CNP 988) beaperiodista@hotmail.com