La derecha apátrida y conspirativa, siguiendo los lineamientos de los aparatos políticos, militares e ideológicos del imperio yanqui, apuntan a derrocar al gobierno bolivariano y chavista que preside Nicolás Maduro
Simbólicamente, el sistema de transporte colectivo Metro y Metrobús, lleva por nombre Nicolás Maduro, presidente constitucional de la República Bolivariana de Venezuela.
Insistimos en que los enemigos de la revolución bolivariana y chavista saben lo que hacen y dicen, con quién o con quiénes se meten, a quién apuntan para derribar.
En nuestro país, la derecha apátrida y conspirativa, siguiendo los lineamientos de los aparatos políticos, militares e ideológicos del imperio yanqui, apuntan a derrocar al gobierno bolivariano y chavista que preside Nicolás Maduro.
Ya no es nada nuevo. Pero, si no lo consiguen -como no lo han conseguido, hasta el presente, ni lo conseguirán- van a insistir con sus símbolos: esa sutil y profunda guerra contra la identidad y la memoria de este digno proceso emancipatorio del pueblo de Venezuela.
Es allí donde la guerra mediática apunta sus misiles. Por eso ahora el Metro como símbolo de uno de sus trabajadores, de sus choferes, de sus obreros, que llegó a convertirse en Presidente para continuar el legado inquebrantable del Comandante Hugo Chávez. El Metro es Nicolás. Un objetivo militar a destruir por el imperio: desde fuera, con sus ataques y desde dentro, con sus ineficientes e ineficaces funcionarios.
En varios momentos, en distintos artículos, reflexiones, conversatorios y pronunciamientos, hemos insistido -con racional humildad- en la importancia de observar y estudiar al sistema Metro como «medio de comunicación» que «informa» con detalles y a cada instante, de la realidad que vive nuestro país. Hoy queremos insistir en el tema, pero desde esta perspectiva en la que el Metro es Nicolás Maduro.
El mismo Nicolás Maduro, presidente constitucional, revolucionario y chavista, a quien la derecha mundial se empeña en derrocar, revocar o magnicidiar es el Metro que hoy es objeto de ataques, de insalubridad, inoperancia, inseguridad, proliferación de vendedores ambulantes y pedigüeños.
Para los planificadores estratégicos de un final expedito para el gobierno de Maduro, destruir, caotizar y miserabilizar al Metro es una manera de vencerlo, de acabar con el obrero del Metro que, por voluntad popular, llegó a ser presidente y, desde allí asumir la defensa del legado libertario del comandante supremo.
Es tarea revolucionaria, en el presente, observar estos hechos, desmontarlos mediáticamente, concertar tareas de defensa integral de la patria, en estos planes desestabilizadores que se fomentan desde fuera y desde dentro de la institución Metro. Se trata de un plan para «revocar» o dar un golpe de Estado al presidente Nicolás Maduro o a cuanto él representa simbólicamente en el sistema Metro. Es urgente actuar con unidad para vencerlos, para detener esos planes que, en la guerra hegemónica, han avanzado demasiado, han ganado mucho terreno, quieren detener nuestra revolución y acabar nuestro gobierno. ¡Atentos!
Iván Padilla Bravo
aporrea.org