Una investigación exhaustiva tardará, previsiblemente, meses para revisar todos los aspectos del vuelo del avión de 17 años y la información que contienen sus cajas negras. Éstas fueron retiradas el martes del lugar del accidente en un punto escarpado y fangoso
El piloto del avión que se estrelló en Colombia con 77 personas a bordo pidió auxilio a la torre de control del aeropuerto de Medellín por «falla eléctrica total, sin combustible», según grabaciones filtradas.
En un diálogo difundido el miércoles se escucha cómo el piloto pide indicaciones desesperadamente y de manera repetida a la controladora, que le da instrucciones mientras el avión que transportaba al equipo brasileño Chapecoense perdía altura y velocidad.
Cuando se le autorizó aterrizaje preferencial, el avión estaba a 18.000 pies y en su último mensaje, unos cuatro minutos después, el piloto indicó que había llegado 9.000 pies de altitud. Estaba ya fuera de la visión de los radares de la torre de control y se encontraba a 8,2 millas de su destino, según la controladora del aeropuerto José María Córdova, donde estaba previsto el aterrizaje.
Después sólo se escucha ruido.
Los audios difundidos por radios locales confirman el testimonio filtrado Juan Sebastián Upegui, copiloto de un vuelo comercial de Avianca que sobrevolaba la zona en ese momento y que aseguró que los conductores de LaMia se habían declarado con problemas de combustible momentos antes de accidentarse, aunque le sorprendió su demora en declararse en emergencia. Según las grabaciones, pasaron cuatro minutos entre el momento en que se expresó problemas y el instante en que se declaró en emergencia.
Aunque no es la única hipótesis detrás del accidente, estos testimonios ayudan a los investigadores a confirmar si el avión de LaMia que se estrelló poco antes de las diez de la noche del lunes en los Andes colombianos se quedó efectivamente sin combustible, como ya sospechaban.
En la grabación, que parece un mensaje de audio para un amigo, Upegui describe cómo el piloto del avión accidentado reconoce a los controladores aéreos que tiene problemas de combustible y pide prioridad para aterrizar. Una vez denegado el acceso, se desespera y empieza a gritar «¡vectores, vectores, vectores!». Luego empezó a perder altitud y velocidad.
«Vimos incluso las luces del avión cuando pasó bajando… él sí se declaró en emergencia… yo estaba recostado en la mesa, haciendo fuerza, ‘hágale, hágale, lleguen, lleguen»’, decía nervioso el copiloto en el audio, cuya autenticidad fue confirmada por Avianca.
Estas pruebas se suman a las declaraciones de un auxiliar de vuelo que sobrevivió al accidente y a la sospechosa inexistencia de una explosión en el momento de la colisión contra el suelo, que apuntaban a la falta de combustible como principal hipótesis del siniestro del British Aerospace Avro RJ85.
Por ahora las autoridades han evitado descartar otras causas del accidente en el que murieron 71 personas y otras seis quedaron heridas, entre ellas los jugadores del equipo de fútbol Chapecoense que viajaba a la final de la Copa Sudamericana.