Las cifras que se manejan en el sector, evidencian que la cosecha del año pasado estuvo por el orden de los 200 mil quintales, estimándose que para este año podría llegar a los 250 mil quintales, es decir que habrá un déficit de 1 millón 100 mil quintales.
El gobierno nacional, con todos los esfuerzos que haga para impulsar la producción nacional de café, no podrá satisfacer el consumo interno estimado en 1 millón 350 mil de quintales anuales, de acuerdo con el criterio de Maximiliano Pérez, quien conoce la realidad del sector, que se ha venido a menos en los últimos años por la falta de estímulos y precios rentables.
Las cifras que se manejan en el sector, evidencian que la cosecha del año pasado estuvo por el orden de los 200 mil quintales, estimándose que para este año podría llegar a los 250 mil quintales, es decir que habrá un déficit de 1 millón 100 mil quintales.
Recuerda el especialista, que el cafeto es una planta que desde el momento de la siembra, pasan cuatro años para que pueda ser comercializada, de manera que aseguran que es una temeridad afimar que de un año para otro se va a multiplicar la cosecha de café, solo porque se produzca alguna declaración políticamente interesada de algún funcionario del Ministerio de Agricultura y Tierras.
En el mejor momento histórico de la producción nacional de café, se alcanzó la cifra de 1 millón 550 mil quintales, hace aproximadamente 20 años, de acuerdo con las cifras del Fondo Nacional del Café (Foncafé), comenzando a declinar en los años subsiguientes.
Ante esta realidad, aseguran los técnicos que resulta imposible pasar de un consumo de 0,6 a un consumo de 3 kilos per cápita, de un año para otro, ya que para suplir esta demanda se requiere una producción de al menos 1 millón 350 mil quintales, y de acuerdo con cifras optimistas la producción este año no superará los 250 mil quintales, lo que evidencia que habrá un déficit de 1 millón 100 mil quintales, los cuales deberán ser importados y el gobierno no dispone de divisas para adquirirlos en los mercados internacionales.
Entre las razones para esta debacle, destaca el abandono de la caficultura de buena parte de las 850.000 familias que se dedicaban a la producción y el cultivo del rubro, debido a la falta de estímulos y a la poca rentabilidad, ya que mientras el gobierno compra el café a Nicaragua pagando a 207 dólares el quintal, en el país se sigue pagando a los productores entre 9.000 y 15.000 bolívares el quintal.