Los venezolanos se levantaron este martes muy temprano y abarrotaron las entidades bancarias bien para canjear los billetes de más alta denominación en el cono monetario actual o para depositarlo
Con una mezcla de resignación y enojo, los venezolanos sumaron este martes una nueva cola a su rutina: ahora para tratar de salvar sus devaluados billetes de 100 bolívares, que el presidente Nicolás Maduro ordenó sacar de circulación en las próximas 72 horas.
Las largas filas, habituales para tratar de conseguir los escasos alimentos básicos, se prolongaban frente a las puertas de las agencias bancarias de Caracas, donde algunos gritaban y se empujaban si veían que alguien trataba de colarse.
«¡Horrible, horrible, horrible! No puede ser que hagan esto faltando pocos días para Navidad, no hay derecho, de verdad», decía Yajaira Pérez, ama de casa que estaba formada desde primera hora de la mañana en una sucursal del este de Caracas para depositar los billetes de 100 (0,15 dólares a la mayor tasa oficial) que había conseguido sacar con esfuerzo y colas en el mismo banco hace días.
Como Yajaira, muchos venezolanos trataron de tomar previsiones ante la falta de efectivo de las últimas semanas ya que, por la alta inflación (estimada en 475 % por el FMI para 2016), cada vez se necesiten más billetes para las compras.
«No había efectivo y poco a poco fui reuniendo dinero para tener en caso de una emergencia y ahora me toca venir y quedar sin efectivo», contó Pérez, consternada, a la AFP.
Maduro ordenó sacar de la calle el billete de 100 -el de mayor valor y circulación en el país- para acabar con supuestas «mafias» que acaparaban ese billete en la frontera con Colombia, debido a un supuesto complot atribuido al Departamento del Tesoro de Estados Unidos para «asfixiar» a la economía venezolana.
El gobernante pidió comprensión ante una medida «dura», pero «inevitable», a la vez que aseguró que «nadie va a perder su dinero», salvo «el tramposo, el que carga gandolas (camiones) de billetes» en la zona fronteriza.
El anuncio de Maduro sorprendió a los venezolanos el domingo, antes de que empezaran a circular el jueves progresivamente nuevas monedas y billetes con denominaciones hasta 200 veces más altas que la de 100, que apenas permite comprar un caramelo.
Y si el lunes, que era feriado bancario, no hubo más que gastar esos billetes entre reticencias de algunos comerciantes a aceptarlos, este martes desde jóvenes a ancianos trataban de depositar o canjear su dinero en los bancos, hasta la fecha límite dada por el gobierno el mismo jueves.
A partir de ese día, el billete de 100 bolívares dejará de tener valor y solo podrá canjearse durante otros 10 días en las sedes del Banco Central.
Angustia e incomprensión
Con una bolsa de plástico llena de billetes colgando del brazo, Ángel Retali, un jubilado de 71 años, esperaba pacientemente su turno en una fila de más de 60 personas, confesando que no entendía la medida.
Durante meses, los jubilados recibieron su modesta pensión de 27.091 bolívares (41 dólares) en billetes de 5, 10, 20 o 50 que los hacían parecer «narcotraficantes» y, cuando lograron que el gobierno se los pagara en los de 100, tienen que deshacerse de ellos.
«Uno no solo se angustia por temor a perder su dinero, sino por llevar esa cantidad de dinero en esta bolsa que todos saben qué es, sin que haya ninguna vigilancia», expresó.
Sin embargo, el gobierno dijo que desplegó 58.000 militares para resguardar la seguridad en las agencias bancarias en todo el país.
Aunque el hastío dominaba el ambiente, no faltan bromas en las colas sobre cómo muchos desearían ahora tener billetes de 50 o 20, que rechazaban hace semanas, o cómo las habituales propinas en gasolineras o restaurantes han aumentado repentinamente.
Pero Teresa Giraldo no estaba de humor. Esta caraqueña de 48 años trabaja limpiando casas y recibe su salario en efectivo, mayormente en billetes de 100.
«Fui a comprar pan y no me los aceptaron después de que me había calado la cola. Y ahora me toca esta para meter los reales que luego tendré que volver a retirar en unos días haciendo otra cola de 300 horas. Esto es una locura», se quejaba.
A su lado, Yusmary Rodríguez, de 42 años, pidió salir unas horas de la oficina para no perder su plata, porque cree que mañana la fila estará para «traerse el colchón».
Consciente de que los billetes que los venezolanos tienen en el bolsillo «no valen nada», Yusmary guardó en el salón de casa un cuenco con distintas denominaciones para que sus tres hijos pequeños los conozcan.
Y les puso «lentejitas y arroz para recoger abundancia, que falta hace».
Muchos viven un caos
Gritos y peleas se escuchan a las afueras de las entidades bancarias de San Antonio del Táchira, en medio de las largas colas que se hicieron este martes para cambiar los billetes de 100 bolívares.
Cuatro cuadras superaban cada uno de los siete bancos activos, donde los cuerpos de seguridad tuvieron que intervenir en varias oportunidades para sacar a algún “coleado” y calmar los ánimos altivos.
Blanca Villasmil desayunaba y lloraba en una acera cerca de una entidad financiera. En un morral tricolor, de los que entrega el Gobierno en las escuelas, tenía cinco paquetes de billetes de 100 bolívares amarrados con ligas, equivalentes a 57 mil bolívares que estaba guardando debajo del colchón. “No puedo depositar lo que tenía reunido para mi rancho”, dijo Villasmil.
Hizo cola desde las 6 de la mañana y salió a las 11 sin poder hacer nada, pues al no saber leer ni escribir, no ha podido abrir una cuenta y por lo tanto no tiene dónde depositar. La cajera no le dio opción de cambiar la moneda por otra de diferente denominación.
“Soy vendedora ambulante, tengo 36 años vendiendo chucherías. No me ha llegado ninguna beca, ninguna pensión, esperando con mi trabajo comprar dónde vivir porque no tengo, y ahora ¿quién me recibe este dinero?”, se preguntó.
Frente a ella estaba un carrito pequeño con algunos caramelos, del cual depende su subsistencia. Aunque tiene nueve hijos vive sola en el sector de Llano Jorge, es hipertensa y diabética.
Carola Solé
Esteban Rojas
AFP
AP / Fernando Llano