El segundo domingo de enero de cada año, es el día del abrazo fraterno
Estamos en epifanía, no importa que seamos católicos, islámicos o hebreos. Es realmente la venida de la paz, del abrazo fraterno sin exclusiones de clases sociales, etnias o razas, credos y sexo. Es luz de la amistad, del amor, de la comprensión y de la conciliación, en búsqueda del ideal social, que es la convivencia en una sociedad justa. El abrazo fraterno es el más grande regalo que se da en el segundo domingo de enero al salir a la calle, abrazando al vecino, al amigo y a toda persona con un gesto de amistad de encuentros con el pobre, el rico, el viejo y el niño, unidos en puentes de amor y nobles sentimientos, en una simbiosis sin diferencias sociales, de evolución de conciencia para la mejor calidad de vida. La humanidad no debe continuar viviendo en un mundo insano, donde el valor de lo ético y la moral sucumben ante el personalismo, el egoísmo, la violencia, la corrupción y el crimen. Lo mejor que hizo Dios, el Dios de todas las religiones, es un día tras otro día, no hay ni habrá días interminables, lo que hoy pudiera ser grave y triste, mañana, con el don de la resiliencia, se superan las adversidades, que en definitiva, es la voluntad de Dios. Los nobles sentimientos son imperecederos. Para quien ha amado con el alma, la muerte no existe.
Sin ser sacerdote ni pastor, este artículo es un mensaje de reflexión. La mano cariñosa en una frente ardorosa es la medicina de amor que no tiene precio por ser el mayor regalo para la persona que desea afecto. El abrazo fraterno es conciliación alegre para la convivencia, porque vivir por vivir no es vivir, vivir en paz es vivir. La fraternidad entre todas las religiones, credos y doctrinas sociales, es necesaria en mutuo respeto hacia un mundo mejor, con instrucción cívica y moral para las nuevas generaciones, de los hijos de nuestros hijos, de hermanos a hermanos y transitar por senderos del buen camino, forjando mentes sanas, con disciplinas y voluntades con recto proceder, del libre desenvolvimiento de la personalidad, sin violar la libertad de nadie. El abrazo fraterno pudiéramos celebrarlo en el segundo domingo de enero de cada año, deseando salud, optimismo y paz, bien común, seguridad y justicia. Feliz navidad y un año nuevo distinto y promisor. Dios bendiga a Venezuela.
Cesáreo José Espinal Vásquez
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