El signo Irete Sukankola marca el nacimiento del servicio y la inteligencia militar. El país estará sometido al poder de las Fuerzas Armadas y de un servicio de vigilancia que agudizará la represión y persecución política, así lo publicó Félix R. Gutiérrez Rodríguez en El Nacional.
“Si pasamos dificultades en 2016, este año será peor”, aseguró Awó Ogbefún, uno de los babalawos de mayor experiencia en la “familia religiosa” denominada Ilé Ifá Olá. Este grupo de feligreses radicado en Caracas consultó al cielo qué le deparará al país los próximos 365 días y el diagnóstico no se aleja mucho de lo vivido el año pasado.
“Esta es la continuación del signo de 2016: lágrimas, sufrimiento y dolor”, explica Ogbefún. Las predicciones de Irete Sukankola señalan ona burukú: una gran oscuridad, que no solo se traducirá en una mayor crisis eléctrica sino en el prolongación del sufrimiento nacional. “En este signo, el hombre maltrataba siempre a la mujer, la golpeaba y ella solo lloraba”. Esa mujer es Venezuela.
Esta oscuridad se sentirá en el comportamiento de los venezolanos, como advierte Awó Ogunda Meyi: “La gente va a caminar como zombies, perdida, sin saber a dónde ir ni qué solución aplicar”. Para él, “sobrevivir es lo que vamos a hacer este año”. Aunque con este signo “se multiplicaron todas las posibilidades negativas para el país”, solo un “movimiento lógico” puede sacarlo de la crisis: “ponernos a trabajar y producir”.
Awo Ogbesá, el mayor de los babalawos de Ilé Ifá Olá, explicó que luego de la “paralización” que representaba el signo de 2016 (Iroso Toldá), Irete Sukankola dice que “las cosas van a caminar lentamente. Es decir: daremos pasos pero poco a poco”.
Pidió paciencia para superar los obstáculos porque Venezuela vive “un deterioro completo, que no se cura pero se va aliviando”, que es lento.
“El país está loco. La mayoría no sale del letargo. El mismo pueblo no despierta. Hay algo espiritualmente que no deja que la gente actúe”.
Explicó que este signo hace mención a que solo un gran palo puede hacer sonar una gran campana: “Aquí en Venezuela se necesita una sola voz, que se escuche por todo el país. Aquí todo el mundo quiere hablar y nadie es oído, tanto el gobierno como la oposición”.